Capítulo 39: Batalla Sangrienta #3

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"Vengan todos juntos a mí y los llevaré al infierno. ¡Bastardos!" gritó Owen Shan, de forma provocativa; mientras volvía a separar las enormes manos de su mole de piedra.

Una pasta de sangre y carne podía verse por todos, con claridad, entre los dedos de su armadura de piedra.

¡Las cabezas de los dos sujetos que golpeó habían sido completamente aplastadas!

Los demás asesinos de La Orden del Loto Rojo, notaron que habían sido descubiertos fácilmente. Este Gran Mago siempre supo que estaban al asecho, esperando por una oportunidad para asestarle un golpe fatal.

Owen Shan usaba sobre sí mismo esta poderosa magia elemental de la subclase Tierra, a pesar de que gastaba una gran cantidad de maná para ser mantenida, debido a que sabía que en cualquier momento podría ser atacado desde ambos lados por un ataque mortal.

Mientras tuviera esta armadura puesta, no le preocuparía demasiado este asunto.

"¡Haha! Admito que te hemos subestimado..." una voz femenina y venenosa, salió desde las sombras.

Vistiendo con una túnica negra, aterrizó suavemente sobre la calle; a una decena de metros de donde estaba Owen.

El Gran Mago se dio la vuelta y notó que quién le hablaba era la persona más peligrosa, entre las cinco que seguían con vida y que ya había logrado detectar desde un inicio.

Un emblema rojo y dorado, con una flor de loto en el centro, podía distinguirse con facilidad a la distancia. Estaba estampado en su oscura túnica negra y era la primera vez que Owen veía a alguien portar este emblema.

«Es una miembro superior de este grupo de asesinos desalmados. Según lo que tengo entendido, su conocimiento arcano y fuerza deberían coincidir con las de un Gran Mago de la Academia Celestine», pensó, fugazmente, mientras hacía ciertas preparaciones para el combate inminente.

La jerarquía de rangos en esta orden de asesinos, no estaba totalmente clara para Owen. Pero, por lo que tenía entendido, un emblema con algo de color dorado significaba que estaba en presencia de un miembro principal de la orden. Alguien que estaba únicamente por debajo del líder de la misma.

Otro sujeto llegó, y se colocó al lado de la asesina.

Del otro lado de la calle, otros tres sujetos encapuchado aparecieron súbitamente.

El Gran Mago se encontraba completamente rodeado, por una táctica de batalla en forma de pinzas. Dos de un lado y tres del otro.

"Te daré una oportunidad solo porque luces bastante encantador con toda esa piedra que traes sobre ti. Nos entregas a la chica y seguiremos nuestro camino en paz", soltó la asesina superior, de forma tentativa.

Owen estaba por responder; cuando la mujer, con su venenosa voz, agregó:

"Te aseguro de que no volverás a saber de nosotros si cumples tu parte. Al menos, hasta el día en que alguien le ponga un precio justo a tu cabeza".

Owen mantuvo el silencio durante un prolongado momento. Y cuando la otra parte estaba impacientándose, comentó suspicazmente:

"Si deshago mi armadura actual, sin una ruta de escape segura, sería un blanco fácil para ustedes cinco..."

Una sonrisa torcida pudo apreciarse en el rostro de la asesina superior.

A la Orden del Loto Rojo no le gustaba matar gratis. No había ninguna ganancia en esto. Y tampoco mantenían una disputa real entre ellos y este Gran Mago. Solo querían la cabeza de la princesa imperial.

"Haz lo que debas y márchate", sentenció la mujer.

La enorme mole asintió con la cabeza. Una de sus manos de piedra, se convirtió en una mano humana que sostenía un gran báculo mágico.

Owen dibujó un círculo mágico en el suelo con su báculo y agregó algunos signos extraños en el medio. Luego, dejó caer una estatuilla de barro sobre los signos y comenzó a recitar un largo mantra en idioma mágico, hasta que finalizó:

"Summone sanctus Lupus" (Invocación de Espíritu de Lobo)

~¡Aúúú! ~

La figura de un lobo azulado, se formó desde la estatuilla de barro y aulló con potencia.

"Me iré por este camino y, una vez que me cedan el paso, me marcharé. Mientras tanto, mi montura me cubrirá la espalda", comentó Owen, sin deshacerse de su armadura de piedra y dirigiéndose hacia los tres asesinos que tenían un poder similar al de los magos oficiales.

La asesina superior lo observó alejarse de manera complacida. A su criterio, este peligroso sujeto no era alguien tonto que quisiera problemas innecesarios. Sobre todo, cuando se le daba la oportunidad de escapar a salvo a pesar de haber matado a dos de sus miembros recién.

Por supuesto que esto era conveniente para ambos bandos; debido a que en caso de luchar a muerte, probablemente tendría algunas bajas en su grupo, antes de poder matarlo.

El Mago y la Princesa Imperial ✔️ Libro 0 ✔️ Deidades Arcanas saga ✔️ PrecuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora