Capítulo dieciséis.

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Después de que me dijera eso por mensajes, decidí invitarlo a casa para que me contase lo que había ocurrido, cuando terminé de hablar con mi tío, este se fue a hacer sus tareas de profesor, como corregir unos exámenes que tenía pendientes desde hace tres semanas.

Neil llegó al rato, subimos a mi cuarto y yo me senté en la silla del escritorio para mirarle, esperando respuestas. Él se sentó en mi cama y suspiró pesadamente.

-¿Quién mordió la almohada? -Me miró mal y me tiró un cojín, cosa que me hizo reír.- Es broma imbécil. ¿Qué ha pasado? Que yo sepa, Aarón es hetero.

-Bueno... Él y yo fuimos a beber a un bar cerca del apartamento, Aarón quería animarme con alcohol y no lo pude rechazar. -Asentí un poco poniendo más atención.- Nos pasamos con el alcohol y cuando subimos, su novia estaba durmiendo. No sé que se nos pasó por la cabeza, pero terminamos haciendo... Eso.

-Por dios Neil. -Murmuré, él se quitó la chaqueta que llevaba y al instante me di cuenta de algo.- Déjame ver tus brazos.

-Mhm... No. -Fruncí el ceño y me levanté de la silla para acercarme a él, pero retrocedió.- Déjame, no tengo nada.

-Neil, no me toques los cojones, déjame ver tus brazos. -Agarré una de sus muñecas a la fuerza y, aunque intentó zafarse, al final no opuso resistencia.- ¿Por qué no me lo has contado...?

-Porque no quería preocuparte... Todo se me ha venido encima, me han echado de casa, no... No te gusto y no sé que me pasa, pero últimamente estoy muy deprimido. Por eso Aarón me había sacado de casa.

-Tranquilo Neil, todo se va a solucionar. -Suspiré un poco y lo abracé, él me correspondió.-

Estuve consolándolo un buen rato hasta que se calmó y me preguntó que me pasaba, me conocía desde hace mucho tiempo y reconocía cuando intentaba esconder algo, por lo que no tuve más elección que contárselo. Neil se cabreó como era obvio, pero yo ya había aceptado mi futuro, así que no me molestaba tanto. Me molestaba más que esos dos me hayan jodido y que no pueda devolvérsela. 

Neil se fue de mi casa y por fin pude estar tranquila con mis pensamientos. Cómo me aburría, decidí que lo mejor era que me diera un poco el aire, ya estaba atardeciendo por lo que podía colarme en sitios abandonados a pintar.

Ya lo hacía antes de conocer a Kuroo, estaba perdiendo las costumbres.

Me despedí de mi tío y salí a la calle con mi típica mochila, donde llevaba los sprays que necesitaba y los bocetos de graffitis, suponía que esa era mi vida ahora, pintar paredes en las calles para que no sean tan aburridas.

Fui a un sitio alejado de la mano de Dios, al menos allí no podrían reñirme las viejas amargadas que pasaban por la calle. Coloqué todo en su sitio y comencé a pintar, me relajaba bastante. Después de varios minutos, cuando estaba dando mis retoques al graffiti, alguien me llamó.

Reina. ||Kuroo Tetsurou.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora