Capítulo ocho.

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El conserje al final me echó de ahí así que no tuve más remedio que caminar por los pasillos sin rumbo alguno. Sin quererlo choqué con alguien, cuando estaba a punto de gritarle para que desapareciera de mi vista, me fijé en que era Mei.

-¿_______-chan? -Me observó con tristeza aunque yo solamente me aparté de ella y quise seguir mi camino, pero me agarró de la muñeca.- Tienes un cara horrible, ¿Qué ha pasado?

-¡No te importa una mierda! -Intenté soltarme de su agarre, pero Mei hizo más fuerza y me arrastró hacia vete a saber donde.- ¡Oye, suéltame joder!

-Anda vamos al baño a mojarte la cara, los informes del profesor de biología pueden esperar...

-¡Qué me sueltes! -Me ignoraba completamente, así que opté por dejarme llevar, ella no se merecía ser tratada como lo estaba haciendo yo en esos momentos.-

Llegamos al baño y cerramos la puerta, pude verme en el espejo y la verdad es que ella tenía razón, estaba realmente horrible. Un poco despeinada y los ojos tanto hinchados como rojos, mi cara no se quedaba atrás.

Mei se mojó las manos con el grifo del fregadero y después pasó los pulgares mojados por debajo de mis ojos, acariciándome lentamente y mirándome preocupada. 

Cuando conseguí relajarme, Me sequé con el papel que había en el baño y Mei me sonrió un poco.

-Cuéntame que ha pasado, ________.

No sabía si contárselo, ya que mi confianza con la gente daba asco, pero necesitaba desahogarme, así que eso hice, se lo conté todo.

-Y ahora Kuroo... Y yo... ¡Entonces él...! -Mei me agarró de los hombros para que parase y solté un suspiro pesado.-

-Cálmate, ya lo he entendido. -Mei se apoyó conmigo en el fregadero.- Deberías decírselo al director o algo.

-Mei, ellas son las hijas del director, ¿Realmente crees que me va a creer a mi antes que a sus hijas? 

-Es cierto... Bueno, tranquila, ¿Vale? Solucionaremos esto.

-Esto ya no se puede solucionar.

Salí del baño dándole las gracias a Mei y fui hacia la puerta de clases esperando la siguiente hora.

-Hey. -Akihiko estaba en frente mío, suspiré pesadamente mirándolo con aburrimiento, él rió.- Tranquila mujer, no vengo a darte la lata.

Reina. ||Kuroo Tetsurou.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora