–Mi señor, probablemente su hermano aún siga dormido – comentó uno de los súbditos del palacio de Shi WuDu al mismo tiempo que hacia una reverencia frente a su superior.
–Puede que tu subordinado tenga razón. Mejor vamos a desayunar y volvamos – repuso el general Ming Guang ante el obstinado comportamiento del Dios del Agua. Sin embargo, el hermano mayor Shi; con el ceño fruncido y la mirada clavada en el cerrojo de la puerta envió energía espiritual a toda su palma y a su vez forzó el cerrojo a abrirse. De inmediato, media docena de personas se encontraban invadiendo el palacio del Señor del Viento con Shi WuDu al frente y Pei Ming a su lado. El Tirano del Agua levantó su mano y con una seña sus subordinados se dispusieron a buscar pistas.
Exaltado, el General Ming Guang preguntó
–Qué... ¿Qué hacen?
–Buscar cualquier cosa sospechosa – Shi WuDu contestó con un tono frío y decidido. Toda la noche no pudo evadir la angustia que lo invadía. A cada momento sentía que algo estaba mal, incluso aunque su medallón no le hubiese alertado.
Desesperado escaneo cada elemento dentro del palacio de su hermano minuciosamente. Su mirada afilada asemejaba el filo de una espada y su ceño fruncido era tan pronunciado que parecía doler. Un ligero resplandor llamó la atención en su vista periférica. Rápidamente situó la mirada sobre la mesa junto a la cama del Señor del Viento y encontró algo inaudible: el medallón de su hermano. Sin palabras dio un par de zancadas hasta la mesa baja de caoba. Peí Ming lo miró incomprensible y lo siguió sin dudar.
Sobre la mesa se encontraba el medallón brillante, el abanico de su hermano cerrado cuidadosamente y dos tazones para beber vino: uno vacío y el otro a medio terminar.
El Tirano tomó el más lleno y lo llevó hasta su nariz: vino de flor de pera.
–Shui-xiong... ¿No estas exagerando? – El general Ming Guang se inclinó frente a él mientras rascaba su cabeza – No es necesario tanto misterio, sabemos que tu hermano es un amante del alcohol, pero tu comportamiento es sumamente extraño – trató de remediar el Dios Marcial. Shi WuDu no podía evitar pensar que su comportamiento era algo obsesivo cuando su mirada vaga se situó en la cama de su hermano menor...
Sus ojos parecían salirse de sus cuencas, pequeñas venas enrojecidas envolvían sus globos oculares cuando notó el vestido que QingXuan había usado la noche anterior. De inmediato se levantó dejando a un lado el tazón de vino y gritó.
–¡Shi QingXuan! – tanto los sirvientes como el propio Peí Ming desconocieron por completo a este Dios del Agua. Shi WuDu en cambio dio otro vistazo completo a la habitación cuando decidido se aproximó al cuarto de baño... Sus pasos eran furiosos, la tensión se sentía en cada incesante pisada. La puerta estaba cerrada; nuevamente hizo ceder la cerradura y de par en par la puerta se abrió... Finalmente sus ojos se iluminaron al encontrar a su hermano desparramado en la bañera.
Su cabello suelto y oscuro reposaba revuelto por la orilla de la bañera, una túnica interior blanca y translucida cubría su cuerpo y el agua que antes probablemente estaba caliente parecía enfriarse rápidamente.
Sin meditarlo demasiado se acercó a su hermano, se hincó a su lado y llamó suave pero firmemente
–QingXuan... – su hermano no respondía, su rostro ladeado y las mejillas pálidas lo hacían lucir como un cadáver. Desesperado, volvió a llamar con más dureza – ¡QingXuan! – y así rápidamente su hermano se incorporó, agitando los brazos y lanzando gotas de agua por todos lados como una respuesta inicial.
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ANTES DE QUE TE DIGA ADIÓS
FanfictionHe Xuan ascendió a los cielos con el único propósito de vengarse de sus desgracias provocadas por los hermanos Shi. Sin embargo, no podía negar que aquello que en un principio había sido un profundo odio se había convertido en un profundo deseo por...