6. La Tempestad De Una Calamidad

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–¿Q-qué...qué h-haces! ¡Ahh! – la pregunta llegó demasiado tarde antes de que los fríos y largos dedos de He Xuan se deslizaran dentro del cuerpo de QingXuan; primero introdujo el dedo más delgado él cual se encontraba lubricado con sus propios fluidos. La entrada era completamente estrecha, ese inesperado movimiento arrancó un gemido de incomodidad de la garganta de QingXuan.



Sus cejas se mantuvieron juntas mientras sus rodillas que lo apoyaban sobre el colchón parecían perder su fuerza. La calamidad notó la perdida de resistencia y lo sostuvo por el trasero, sosteniendo firmemente una de las redondeadas mitades en su imponente mano mientras entraba y salía lentamente del orificio palpitante.



–E-espera... q-qué ¡ngh! – entre ligeros gimoteos, el Señor del Viento se enfrentaba esta vez a algo desconocido. Finalmente, el segundo digito entró sin aviso, pero con menor dificultad para He Xuan. Una oleada de escalofríos recorrió todo su cuerpo, situándose finalmente en el punto más alto de la excitación de QingXuan.



He Xuan observaba hipnótico las expresiones faciales del dios: su rostro se coloreaba como el cielo de la mañana con cada movimiento inesperado que recibía: de rosado a anaranjado, de rojo a un ligero purpura y las gotas de su sudor bailaban como los destellos de las estrellas salpicadas en el firmamento. Incluso aunque sus labios citaran negaciones, su cuerpo abrazaba con más ansia y calidez los dedos invitados del supremo. Una o dos veces este Dios del Viento mordió sus labios y el Demonio de Agua Negra lo tomó como una invitación para devorarlo. El movimiento en la parte baja de su cuerpo continuaba siendo constante mientras sus labios y lenguas se mantenían voraces por algunos minutos más.



Finalmente, al llegar a este punto decisivo y sentir que se encontraba lo suficientemente dilatado para recibirlo, He Xuan estaba preparado para entrar. Sostuvo con una mano toda la cadera del joven maestro elemental y con la otra talló la punta en la entrada rosada y ahora ligeramente acuosa. Para reducir el dolor, el demonio capturó el pezón de su presa entre sus labios fríos



–Mmnh... ¡Ahh! – la sensación húmeda y fría y la estimulación recibida en dos puntos sensibles hicieron gemir al joven maestro elemental de placer, sin contenerse.



Justo cuando QingXuan pensaba que esto estaba bastante bien como primer acercamiento a la pasión y lujuria, percibió la gruesa masculinidad de su compañero introduciéndose poco a poco.



Todo ese tiempo de jugueteo previo y exploración, QingXuan mantuvo sus ojos cerrados o ligeramente abiertos. Cuando sintió aquel tamaño perforando en su cuerpo sus ojos se abrieron súbitamente. Como un pato recién nacido que toca el agua por primera vez, pataleo con movimientos torpes mientras el objeto punzante se abría paso entre sus pliegues aún estrechos.



–¡Awg!...E-es ¡es mucho! – su débil voz confesó junto al oído de su compañero. He Xuan dejó de lado por un momento el botón rosado y se acercó a lamer el lóbulo del causante de sus desgracias y con un cálido aliento acariciando la piel húmeda de su oreja repuso



–Aún no es todo – El Señor del Viento quedó atónito con labios temblorosos ante tal revelación, pero antes de objetar sintió como se enterraba aún más. Para tratar de aliviar su pesar, la calamidad lo besó tiernamente y trató de complacerlo por el frente.



Poco a poco sus paredes contraídas comenzaron a relajarse permitiéndole moverse mas rítmicamente. Pronto alcanzaron una velocidad constante donde debido a la debilidad del Dios Elemental, el supremo se hizo cargo de los movimientos.



Poco a poco el placer alcanzaba a ambos dejando de ser incomodo para QingXuan cuando la punta caliente rosaba un punto desconocido en sus entrañas que le provocaba gemidos y jadeos desordenados. Aún el tamaño era difícil de asimilar, pero la compensación de las caricias y el placer aliviaban el desgarre de su cuerpo. El Señor de la Tierra fue cuidadoso en todo momento, no solo se preocupó por el placer propio, sino que se preocupaba porque el placer fuese reciproco.



ANTES DE QUE TE DIGA ADIÓSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora