El Monte TongLu se había vuelto un lugar pacífico después de aquel episodio entre los dioses. La flora creciente rodeaba todo el lugar, brindándole ese toque de serenidad que incluso le pareció agradable a He Xuan para dispersar sus cenizas y, tal vez, unirse finalmente con su familia.
El solo considerar que cabría la posibilidad de tener otra oportunidad para volver a encontrarse con sus seres amados le llenó de tranquilidad y un extraño regocijo. Y con esos pensamientos en mente caminó entre el espeso bosque del monte TongLu hasta donde la calamidad de rojo le recomendó ir.
El viento iba contra su dirección ondeando sus túnicas oscuras. De un momento a otro se sintió nostálgico. Hubo momentos en los que consideraba a la brisa como una ligera caricia del pasado que acallaba su dolor por breves momentos. En este instante, ese sentimiento no fue la excepción. Lo disfrutó presintiendo que sería la última vez que experimentaria esa compleja emoción en su corazón.
Al final llegó a aquella cabaña entre la zona más boscosa del lugar. Se acercó lentamente a la entrada, pero antes de llamar a la puerta aquel hombre al cuál buscaba salió a recibirle con un rostro curioso. Era el Guoshi de Xian Le: Mei NianQing.
El sacerdote lo miró de arriba hacia abajo mientras la calamidad de negro se mantenía silencioso y con los ojos fijos en el otro hombre. El Guoshi de Xian Le lo rodeó un par de veces y después dijo
–La calamidad más joven: "Agua Negra que Hunde Embarcaciones" – enfatizó el ex sacerdote principal de Xian Le. Al terminar de decirlo, se llevó una mano a la barbilla y su mirada se tornó analítica – Sospecho que no estás aquí por una buena razón – declaró el maestro.
He Xuan guardó silencio unos segundos, permitió que la brisa pasara pora través de sus cabellos una última vez y después dijo suavemente empleando el menor esfuerzo posible.
–Lluvia Carmesí que Busca una Flor me persuadió de visitarlo para dispersar mis cenizas en paz – explicó brevemente la calamidad. En ese momento los ojos del Guoshi lo miraron fijamente. No podía explicar lo que le transmitía aquella mirada del rey demonio más joven. Realmente parecía un alma sin propósito, desprovista de todo interés de la vida; vacía y marchita.
Sin más, no se dispuso a preguntar sobre sus propósitos al tomar esa decisión y permitió a la calamidad entrar a su morada.
Pasaron un par de minutos en los que el Guoshi preparó una plancha de piedra, donde le pidió a la calamidad de los mares que se recostara lo más recto y relajadamente posible. La conversación entre ambos no fluyó verdaderamente. He Xuan no tenía interés en saber demasiado sobre su dispersión y el Guoshi temía tocar algún punto débil en aquel demonio. Tampoco quería fingir un falso interés, sólo demostrar respeto ante sus decisiones.
A un lado de la plancha se colocó una pequeña mesa donde había un quemador de incienso sobre una base dorada y bajó la cual reposaban sus cenizas. El Guoshi preparó minuciosamente el incienso, así como un té herbal sumamente aromático.
Finalmente, después de que todos los elementos estuviesen dispuestos el maestro habló.
–No preguntaré los motivos que te orillaron a tomar esta decisión, pero espero sea la decisión correcta – repuso el Guoshi mientras servía un tazón de aquel té aromático – Este es un proceso delicado, después de que bebas esta infusión entrarás en un profundo sueño. En él verás recuerdos de tu vida humana y los anhelos que quisiste cumplir en vida, dejando de lado todos los recuerdos dolosos – declaró el sacerdote mientras pasaba el pequeño tazón a las manos del rey demonio – Este proceso tomará alrededor de un día para llevarse a cabo y culminar. Coloqué tus cenizas dentro del quemador de incienso las cuales NO se consumirán lentamente, sino que cuando alcances el sueño más profundo éstas se dispersarán en un instante para no causar ninguna especie de dolor – explicó el maestro.
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ANTES DE QUE TE DIGA ADIÓS
FanfictionHe Xuan ascendió a los cielos con el único propósito de vengarse de sus desgracias provocadas por los hermanos Shi. Sin embargo, no podía negar que aquello que en un principio había sido un profundo odio se había convertido en un profundo deseo por...