4. Los Suspiros Del Viento Desencadenan Las Mareas

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En el momento que la ropa del señor del viento abandonó el ajuste de su piel, el aroma comenzó a inundar las fosas nasales de He Xuan, llenando sus pulmones de solo una cosa: Shi QingXuan.



Nunca había estado tan cerca de esa esencia. A veces le parecía insoportable estar sólo a unos centímetros de distancia porque no conocía cuál podría ser el alcance de su deseo y debía retirarse de inmediato. Nunca consideró la posibilidad de estar prácticamente adherido al cuerpo de Shi QingXuan como lo estaba ahora y ser asaltado de tal manera con su aroma favorito. Sus ojos se abrieron de golpe ante la sorpresa no anticipada.



Su primera reacción, como siempre, era retirarse... Pero esta vez los brazos de Shi QingXuan fueron más rápidos sosteniéndolo fuertemente en su abrazo sin la intensión de dejarlo retroceder.



–Tranquilo – su voz masculina aún era suave como la de su forma femenina, pero esta vez un tono hipnótico bailaba en los oídos de He Xuan al aumentar un par de notas graves en su timbre... Esa era la voz que He Xuan siempre escuchaba, en cada sueño...



Su sueño comenzaba con él mismo tomando un baño en su palacio, muy tarde por la noche. Se había hundido varias horas en su tina de baño y el vapor subía por las paredes de mármol blanco convirtiendo la realidad en algo difuso, por lo cual era difícil percatarse si se trataba de un sueño o la simple realidad.



Al ponerse de pie para salir de la tina de baño su largo cabello negro azabache cubría la totalidad de su espalda y el ancho de sus pálidos hombros. Las gotas de agua resbalaban aún por su frente hasta descansar en sus cejas afiladas que mantenían una forma relajada. El resto del rocío de la ducha vagaba por los contornos de su cuerpo bien definido mientras cubría con una toalla blanca la parte inferior de su cuerpo. Sus largas piernas níveas le permitían caminar firme y preciso sin vacilar con lo fuerte que éstas eran. Su figura era imponente sin lugar a dudas y el aura de masculinidad siempre le acompañaba. Era la viva imagen de deseo y el desdén.



Caminaba descalzo por los pisos de mármol blanco de su palacio, avanzaba con una toalla más pequeña sobre la cabeza mientras aún secaba los rastros de agua en él. En su distracción abría la puerta y al retirar la toalla de su cabeza y el cabello de su vista veía recostado en el mullido colchón de su cama al Señor del Viento.



Un hermoso joven de piel pálida y mejillas sonrosada quién usaba solo una túnica interior blanca tan delgada y con una abertura en su pecho que dejaba a la vista la piel lisa y tersa de su pecho. Estaba recostado de lado, su cabeza descansaba sobre su mano derecha y sus piernas formaban un arco increíble al ser tan esbeltas y contorneadas. Su cabello suelto y ligeramente ondulado se regaba por todas partes enmarcando su figura e intensificando los rastros de lujuria y embriaguez mientras en su delicada mano izquierda sostenía un tazón con licor. Su mirada estaba baja, fija en ese mismo tazón, complacido como un Dios que merece la riqueza.



Los sentidos de He Xuan se sobresaltaban cuál felino al ver a una presa tan tierna y seductora: excitado al límite, listo para lanzarse sobre él y hacer lo que deseara.

ANTES DE QUE TE DIGA ADIÓSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora