(*sueño eterno de He Xuan*)
Con su familia entre sus brazos casi parecía que el dolor jamás había existido, que era solo un mito circundante en el mundo del cual él estaba completamente alejado. A pesar de sus emociones inestables y con la constante sensación de haberse olvidado de algo sumamente importante... se dejó llevar por la dicha del momento.
Las acciones parecían tomar su propio curso como las olas del mar, arrastrándolo adentro, envolviéndolo constantemente sin entender todavía el porqué. Ver los rostros sonrientes de aquellos que amaba era suficiente para confiar en que lo que sea que llegara a pasar, él estaría bien ahora que estaba donde pertenece.
Como arrancado de sus pensamientos, sintió una mano pequeña jalando de su camisa devolviéndolo a esa realidad.
-DaGe...¿estás de acuerdo? - Era su joven hermana, mirándolo con los ojos muy abiertos desconcertada acerca de la apariencia perdida de su hermano. He Sheng parpadeó un par de veces y después soltó suavemente acompañado de un suspiro.
-Perdón MeiMei, no presté atención a lo que decías... ¿Podrías repetirlo? - se excusó intentando apartar esa personalidad retraída que quien sabe de donde había salido, escondiendo su rostro noble detrás de la cortina de su cabello azabache. Los cuatro pares de ojos lo miraban cuando del otro lado se aproximó su prometida, tocando su mano y explicando con una sonrisa paciente.
-Debes seguir en shock por la noticia, A-Sheng. No importa. MeiMei dijo que es el momento ideal para ir a comprar las cosas del bebé. En estos meses debemos pensar en comprar las telas, sedas e hilos para preparar su ropa, accesorios, cobijas y sobre todo considerar nuestra futura casa - declaró efusivamente su esposa con cada palabra que iba añadiendo a su dialogo. Verla al rostro, ver que estaba bien... era suficiente para él. Y al girarse hacia su hermana y percatarse que ella sonreía ansiosa también, no pudo negarse.
-Bien entonces, prepárense. Nos iremos en unos minutos al centro de la ciudad a comprar lo necesario - expresó He Sheng ante las complacidas miradas de las jóvenes quienes se apresuraron para alistarse.
Pasó alrededor de una hora cuando su esposa, su hermanita y él se aproximaron a la entrada de la ciudad, justo al inicio de la calle principal. A ambos lados se extendían diversos comercios donde se alcanzaban a visualizar negocios mayormente de comida alternada con algunos de prendas, telas y accesorios.
Su esposa y su hermana se abrieron pasó entre los grandes puestos dirigiéndose principalmente a uno de telas y estambres pensando en la vestimenta del futuro heredero de la familia He.
Entre sus manos ambas sostenían diversas telas brillantes y satinadas.
-Amarillo, es un color tan alegre. Estoy segura que al bebé le irá bien - mencionaba animada la esposa.
-No no no, azul JieJie. Es un color mucho más elegante y vistoso. Seguramente su piel relucirá bajo este color - la hermana contradijo.
-Blanco, un color tan puro. Seguro irá bien con la mirada tan dulce que tendrá - espetó la prometida nuevamente.
-Violeta, seguramente sus cabellos resaltaran, ¿o no DaGe ? - preguntó su hermana en un tono divertido, esperando He Sheng le diese la razón. Sin embargo, todo ese tiempo no había escuchado nada de esa divertida confrontación sobre el futuro bebé. No...sus ojos cayeron directamente sobre una tela en particular en cuanto observó el montón de telas dobladas delicadamente para su exhibición. Su brazo se abrió paso por entre su esposa y hermana y alcanzó con delicadeza una tela verde menta, brillante oculta por debajo de otros montones de tela mas populares. Sus dedos se estiraron y engancharon a ella como si se tratase de algo valioso perdido a la deriva en alta mar después de una tormenta... como si fuese todo lo que quisiera y buscará, tratando de descifrar que era aquel deseo que le gritaba su cuerpo, aquel anhelo punzante que no podía ser descubierto ni dicho en voz alta pero que golpeaba por dentro de su pecho por ser liberado.
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ANTES DE QUE TE DIGA ADIÓS
FanfictionHe Xuan ascendió a los cielos con el único propósito de vengarse de sus desgracias provocadas por los hermanos Shi. Sin embargo, no podía negar que aquello que en un principio había sido un profundo odio se había convertido en un profundo deseo por...