3. Desdén En El Agua, Calidez En El Viento

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–Jajajaja, sin duda fue lo mejor del banquete. La representación del príncipe heredero de Xian Le por el desierto de Banyue será inolvidable – Pei Ming levantaba un tazón de vino hasta sus labios mientras con el dorso de la mano contraria limpiaba una lágrima de alegría que resbalaba por su mejilla sonrosada a causa del alcohol.



–También la actuación de nuestro querido Shi WuDu y su hermanito – Ling Wen esbozada una sonrisa hacia el general Ming Guang mientras con su tazón cubría una discreta risita. De repente sus ojos se giraron hacia el Tirano del Agua.



Los tres se encontraban en el palacio de Pei Ming. La mesa de caoba oscura se encontraba baja y redonda. Botanas y licor reposaba sobre la mesa y la luz tenue oscurecía el rostro del hermano mayor Shi. Su mirada se encontraba perdida en su tazón de licor cristalino mientras que con un dedo elevaba pequeñas crestas del líquido dentro del recipiente, asemejando a una tempestad en el océano. Ambos Tumores miraron a su compañero. Pei Ming fue el primero en romper la distancia y el silencio. Con una palmada reposó su gran mano en el hombro de túnicas blancas y habló.



–Hey... ¿Qué tiene mi señor? – asomó su mirada por debajo de los ojos perdidos de su compañero. Shi WuDu sólo afilo y oscureció más su mirada. Su ceño fruncido y una expresión de odio sobre su rostro. Con los labios apretados y las cejas afiladas como dos espadas finas soltó una exclamación.



–Lo miraba como si... ¡lo miraba como si quiera algo más de él! – el Tirano del Agua presionó su copa, amenazando con volverla en polvo cristalino con su fuerza descomunal, mientras el licor dentro se revolvía más salvajemente. Su energía espiritual se encontraba fuera de control. Ling Wen miró aturdida la copa y con un tono suave preguntó.



–¿De qué hablas WuDu? – La luz de las velas danzaba como bestias salvajes dentro del gran salón mientras éste respondía.



–El Señor de la Tierra... No me gusta como mira a mi hermano. Cada vez lo ve de una manera más extraña, de una manera más impropia como si quisiera... Ugh – sin pensarlo sacudió la cabeza y el General Pei al ver su descontento retiró el tazón de manos de su amigo.



–Tranquilízate WuDu. Te aseguro que el Señor de la Tierra no tiene ningún tipo de intensión con tu hermano. Es más, deberías agradecer que alguien quiera pasar tanto tiempo con tu hermano y sus extrañas manías – expresó el General mientras bebía del tazón que acababa de confiscar a medio consumir.



–Odio admitir que nuestro General tiene razón. Además, he leído sobre el Señor de la Tierra. Tiene fama de ser serio y respetuoso. Jamás se atrevería a hacerle nada a tu hermano. Todo está en tu mente – Ling Wen declaraba mientras tomaba algunas botanas del platón.



Shi WuDu colocó una mano en su cabeza y replicó.



–No lo sé, no lo sé. Hay algo de él que no me da confianza y no me convence. Incluso me mira con recelo y desprecio cuando me acerco a mi hermano. ¡A mi propio hermano! – en un rápido movimiento se puso de pie, moviendo la mesa un poco.

ANTES DE QUE TE DIGA ADIÓSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora