trece. hijos

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advertencia: ligero lime.

—Al fin se a quedado dormido...—murmuró la fémina mientras se acercaba hacia el albino, quien se encontraba observando la televisión.

—¿Por qué Yaga nos pidió a nosotros cuidar de su sobrino?.—pregunto Satoru con un leve tono de molestia.—Esto lo pudo haber hecho Saguru y Shoko, ¿por qué nosotros?.

Ella no respondió simplemente se mantuvo callada, no le molestaba en lo absoluto los niños, al contrario los amaba y disfrutaba tanto de ellos, cuidarlos, jugar con ellos, amarlos, todo.

Sabía que Satoru prefería un perro debes de un niño, según él, un perro es más fácil de cuidar que un niño.

—Hiro es buen niño, solo es juguetón.—habló ella.—Además, yo lo he cuidado más que tú, así que cállate.

—Y eso me molesta...—respondió Satoru cruzándose de brazos.—Ese mocoso tiene tu atención todo el tiempo, no tengo tiempo yo de disfrutar a mi novia.

Ella sonrió ante su comentario, beso tiernamente la mejilla de su novio para posteriormente acercarse un poco más. Lo suficiente como para quedar casi encima de las piernas de él.

—Es un niño pequeño, necesita atención.

—Y yo soy tu novio, yo también necesito atención.

Respondió Satoru, pero terminó soltando un leve jadeó a sentir los labios de su pareja encima de los suyos, sintiendo como ella lo besaba con deseo y ternura a la vez, era una extraña combinación, pero era agradable, respondió con gusto aquel beso mientras colocaba sus manos en la cadera de ella, sentándola en sus piernas.

Los besos y las caricias eran constantes, sus cuerpos poco a poco comenzaron a sentirse calurosos por la situación, ella movía sus caderas en movimientos circulatorios, mientras tanto Satoru besaba el cuello ajeno, lo que hacía que los gemidos y jadeos fueran frecuentes.

Soltó un leve jadeó a sentir los movimientos constantes que hacía su pareja encima de él, podía sentir como poco a poco su miembro comenzaba a despertar, con cada segundo que pasaba podía sentir como su miembro le dolía, era el como si este gritara por ser liberado de su dolor.

Alzó un poco su vista, entonces la observó, ella gimiendo de placer mientras sus ojos se encontraban encerrados, sus mejillas levemente rojas y su cabello algo alborotado.

Aquella escena fue suficiente para hacerle perder la cordura en ese momento.

Tomo presos los labios de su novia, esta ves besándola con deseo y ferocidad, en repuesta a ella solo sintió como las manos de la fémina lo tomaba del pelo, jalándole el pelo levemente.

—Te amo tanto, en serio...—murmuro Satoru entre medio de aquel beso.—Eres la única persona que deseo en mi vida.

La fémina sonrió ante las palabras del albino.

—Deseo tanto que seas mi esposa, la madre de mis hijos, la dueña de todo mi ser...—volvió a murmurar mientras ocultaba su rostro en el pecho de ella.

Aquello la tomo de sorpresa, aquellas palabras la habían bajado completamente de su nube de placer.

—¿La madre de tus hijos?.—pregunto ella con sorpresa.

¿Satoru deseaba tener hijos con ella? Le era extraño, sabía que él no era de niños, pues prefería enfocarse en otras cosas que en cuidar niños, además, aun eran demasiado jóvenes como para pensar en una familia.

—Por supuesto, ¿acaso no deseas lo mismo?.

—¡Por supuesto! Simplemente que aun somos muy jóvenes.—respondió ella.—Además, siempre pensé que preferías no tener hijos.

Satoru la observó por unos segundos, una leve sonrisa se dibujó en su rostro.

—Es solo que, verte hoy con Hiro me hizo pensar tantas cosas, claro, odiaba el hecho de que tuviera tú atención y solo estuvieras con él.—respondió haciendo una mueca de disgusto.—Pero él imaginarme a ambos jugando y cuidado a nuestros hijos, dios, fue simplemente genial el pensarlo.

Agregó, la fémina no decía nada simplemente escuchaba con atención las palabras que salía de la boca de él. Le causaba cierta felicidad escuchar las palabras de Satoru, lo encontraba realmente tierno.

—Sería unos niños tan hermosos, sería igual de hermosos que tú.

Sus palabras eran sinceras, lo decía desde el fondo de su corazón, era palabras llenas con tanta sinceridad y deseo. (N) sonrió tiernamente, lo abrazo con fuerza mientras sentía como Satoru recargaba su cabeza en su cuello. Sintió los fríos labios de él besar su cuello por unos segundos.

—¿Te imaginas a nuestros hijos con tu tono de cabello? Serían tan lindos.—habló ella.

—Serían hermosos, pero es por que tendrán tu bellas facciones y tu encantadora personalidad.

Ambos sonrieron y se quedaron así por unos segundos más, abrazados disfrutando el momento.

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