veintitrés. enfermos

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No había sido la mejor noche, Satoru observo en silencio a la pequeña niña que se encontraba recostada en la cama. Para Satoru no había cosa que más odiaba que ver a su pequeña hija sufriendo por la enfermedad.

La fiebre había subido nuevamente, con cuidado colocó un trapo húmedo en la frente de Nami mientras quitaba las mantas del cuerpo de ella.

Satoru estaba agotado, podía sentir como su cabeza estaba apunto de explotar por el estrés y la preocupación que sentía, no solo Nami estaba enferma en ese momento si no también Fushiguro. Había perdido horas de sueño con tal de asegurarse del bienestar de sus queridos hijos. Podía apreciarse las ojeras  debajo de sus ojos por no haber dormido.

—Satoru....— susurró (N) entrando a la habitación mientras se acercaba a él con cuidado. —Vamos amor, ven tienes que dormir un poco.

Ella se acercó a él colocando su cabeza en el hombro de su esposo mientras besaba tiernamente su mejilla.

—Fushiguro está un poco mejor, la fiebre se le a bajado.— agregó mientras miraba a Nami. —Parece que esta princesa no.

Agregó con una ligera mueca de tristeza.

—No me gusta ver a mis niños tan enfermos.—respondió Satoru con un ligero tono de molestia mientras sujetaba la mano de Nami.

Ella hizo un ligera mueca, miro a Satoru a los ojos para después hablar en un susurro y a su vez colocando su mano en la mejilla de su esposo.

—Ellos estarán bien, Satoru, son tus hijos. —hablo con una sonrisa. —Son los hijos del hombre más fuerte del mundo, ellos también son fuertes.

Satoru soltó una pequeña sonrisa ante las palabras de la mujer que amaba. Le plasmó una besó el la mejilla pero su mirada de dirigió hacia la puerta de la habitación, ahí se encontraba Fushiguro quien estaba jadeando y con las mejillas rojas.

—Fushiguro..— hablo Satoru levantase de golpe mientras caminaba hacia el chico de cabellos negros. —Debes estar en cama.

—Quería ir al baño.

Satoru sonrió ligeramente, (N) miro la escena en silencio para después ponerse de pie y tomar a la pequeña Nami en brazos con cuidado.

—¿Y si dormimos los cuatro en la habitación grande?.

La pregunta de (N) hizo que Satoru sonriera un poco, el asistió y sin más ayudó a Fushiguro a dirigirse a la habitación grande mientras que (N) iba detrás de ellos con Nami en brazos.

La pequeña soltó un pequeño quejido y sollozo en silencio por la enfermedad. Le fue imposible que ambos padres no sintieran como su corazón se apretaba por los sollozos de su pequeña hija.

—Vamos pequeña, vas a dormir con tus papis y tu querido hermano mayor. — susurró (N) acariciando la espalda de Nami.

Observo como Satoru recostó con cuidado a Fushiguro en la cama, ella imitó la acción y colocó a Nami a lado de Fushiguro. Ambos adultos observaron la escena en silencio.

—Ellos son fuertes Satoru, recuerda que son muy fuertes.

—Si, ellos son fuertes.— respondió con una sonrisa en labios.

Satoru observo por unos segundos a sus hijos cuáles se abrazaban mutuamente, sonrió y después miro hacia la chica que a amado toda su vida.

—Vamos Satoru, duerme un poco. Yo cuidado de los tres.

Satoru sonrió y asintió. Ahora se sentía más tranquilo

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