Dedicado a sulay2006
Porque lo pidió :"v
Llego a la sala llena de papeles, viendo a un hombre hecho un desastre, con una barba espesa y molestia en sus ojos.
- ¿Qué quieres? - me gruñe.
Lindo carácter.
- Hablar de manera pacífica contigo, Naruto. - digo mientras tomo asiento frente a él, sin que me lo haya ofrecido, claro está. Su silencio es cansado, así que tocó el tema que sé, le interesará - He estado viendo a Hinata -
Su nombre no ha terminado de salir de mis labios cuando él tira la mesa llena de papeles a un lado y me toma de la camisa, haciendo que me levanté del sillón.
- ¿Dónde está? - gruñe, sus ojos oscuros, interesados, fríos y eufóricos.
Levanto las manos, mientras sonrió de manera forzada - Cálmate, ¿Sí? No puedo hablar si me tomas así de la ropa, siéntate y te explicaré todo. - dicho esto me estampa contra el sillón.
Se aleja, se sienta frente a mí, listo para saltar cuándo lo prefiera, aún así, derecho, es peligroso, un tiburón entre tiburones, una serpiente de lengua bípeda, afilada con unos ojos astutos y ajustados, inteligentes.
- Habla - me ordena.
Suelto un suspiro, un tipo sin control, un huracán hecho persona, indomable, explosivo y letal, lo que Hinata siempre busco, alguien que no se cortará con su personalidad.
- He visto a Hinata, sí, pero no sé dónde encontrarla - su ceño se frunce más, sus ojos brillan y su barbilla se tensa - La he visto en varios lugares de Europa y Asia, cómo debes de saber estuve viajando mucho, me la encontré un par de veces - un vil mentira, está en mi casa con mi madre, pero eso no debes de saberlo.
- Entonces, ¿Cómo contactas con ella? - me pregunta.
- Yo no hago nada, ella me busca a mi, soy un amigo para ella, aunque eso siempre te molestó -
Hace una mueca, algo que según sé, hace mucho últimamente, como si esos comentarios le dolieran.
- No sé dónde la encontraré la próxima vez, aún así estaba pensado, que sería bueno que te disculpes con ella -
- No sé dónde está genio, ¿Cómo carajos quieres que me disculpé cuando ella no quiere verme? - dice de forma dura, desviando la mirada, ocultando el dolor que lo envuelve.
- Ahí es donde entro yo - digo dando un aplauso lleno de entusiasmo - Envíame cartas, y cuando la vea, se las daré. -
Naruto me ve con desconfianza, sin seguridad.
- ¿Por qué harías algo así? -
- Quiero ayudar, Naruto. Es lo único que deseo. -
- Lo dices como si no hubiera otra manera -
- Están desechos -
- ¿Están? - pregunta.
- Sí, están - respondo, viendo como su rostro se contrae en una expresión de confusión. - Tanto Hinata como tú están muy mal. Aunque me duela reconocerlo, ella te ama. Te adora. Eres su mocoso. -
- Si te duele tanto - dice mirándome a los ojos - no lo hagas, yo no haré lo mismo por ti, no quiero tu ayuda -
- Puede que no lo hagas, Uzumaki - digo con indiferencia - pero no soy tan egoísta como tú, Hinata también siente, también llora, también te extraña. Está rota y quién puede repararla eres tú, eres a quien ama -
Naruto desvía la mirada, pero antes que lo haga puedo ver la esperanza, el amor y la verdad que ocultan a todos.
Naruto ama a Hinata y Hinata lo ama a él.
Una sonrisa triste se forma en mis labios, adoro a Hinata, tanto que estoy aquí, frente al hombre que está casado con el amor de mi vida.
- ¿La amas? - La pregunta que sale de los labios de Naruto hace que me sobresalté.
Me siento expuesto durante un segundo, pero los dos hemos perdido el corazón de la misma mujer, por más que nos duela admitirlo.
- Lo suficiente como para ser feliz si ella está a tu lado sonriendo, si tú no hubieras aparecido me hubiera casado con ella, la conozco lo suficiente como para conocer sus matices. Que se cruza de brazos cuando se irrita, que levanta la ceja ante un comentario iracundo, que se ríe con superioridad siempre que insulta a alguien, que tiene un vocabulario tan extenso que te sorprende con un insulto nuevo cada que te grita, también que no hay que tener jarrones cerca de ella -
La risa de Naruto hace gala, lo miro y está sonriendo mirando la alfombra, mientras acaricia de manera inconsciente la sortija en su mano izquierda, en su dedo corazón.
- Te falta conocerla aún más, para que entiendas todo lo que yo he entendido de ella. Pero espero que nunca me entiendas en realidad - dice con una sonrisa brillante.
- ¿Por qué? - pregunto con curiosidad.
Él me mira a los ojos, y ahí lo entiendo.
He visto lo que Hinata me ha mostrado hasta ahora, no es algo que haya descubierto, que vaya visto solo yo. No, es lo que muestra siempre al mundo. Lo que Naruto a visto es a la verdadera mujer que yo, aún con mis años de amistad con ella, no conozco. La Hinata que tiene fascinado a Naruto, una Hinata que desconozco, que hace que el hombre que tengo frente a mí, se llene de gozo o de desesperación.
Asiento.
El dolor estruja mi corazón, como hace ya tiempo lo hace, olvidar a la persona que amas es un tanto difícil, y más cuando la personas que amas es realmente asombrosa.
Ya fuera de la mansión de Naruto conduzco hasta la casa que tengo en la ciudad, pensando en cómo decirle a Hinata que ví a su esposo y que llevo una carta que él escribió para ella, una carta algo extensa para ser precisos.
Mi teléfono suena.
Lo tomo mientras conduzco, aunque no sea práctico.
- ¿Diga? -
- Dime qué ya vienes de regreso, tu madre no deja de intentar enseñarme a hornear -
Me río mientras niego, mi madre nunca se cansaría.
- Sí, mañana a primera hora partiré a Londres, no te preocupes por ello -
Un suspiro suena al otro lado de la línea.
Hinata siendo Hinata.
- Te tengo una sorpresa, aunque no sé cómo lo tomarás -
- Hablaste con Naruto, no? -
No digo nada, sería estúpido.
- ¿Por qué? -
- Le mentí, aunque quiere decirte algo, no te preocupes, será a la antiguita -
Un gruñido se escucha desde el otro lado y la línea se corta.
Bueno, que difícil es hacer de cupido.
_______________________________________
Ahora sí, hasta el próximo mes.
Okey no.
Espero les guste.
Hasta pronto.
ESTÁS LEYENDO
Mi pequeño prometido
FanfictionSiempre pensé que cuando me fuera a comprometer sería por amor, claro está, que lo pensé cuando era una niña inocente. Ahora, a la edad de veintiún años, me comprometí. No por amor. Mis padres aceptaron un compromiso con la familia más adinerada, re...