Hinata
Camino por los amplios pasillos de la mansión más hermosa y lujosa que he visto en mi vida.
Hace una semana que estoy comprometida con Naruto Uzumaki, me he pasado el tiempo procesando los acontecimientos que vendrán. Mi compromiso, mi boda, y todo lo demás, no sé como es él físicamente, no me he interesado lo suficiente para buscarlo, para investigar sobre mi prometido. Pero sé que hay dos hijos Uzumaki, un par de mellizos extravagantes según se dice.
Cuadros contemporáneos, un piso lustre de mármol de color blanco, paredes de colores fríos es una extraña combinación de colores dándole vida y sutileza al lugar; grandes ventanas que dejan entrar mucha luz natural con cortinas blancas en contraste con el suelo. Camino un paso atrás de mis padres, observando todo, analizando y preguntándome ¿Cómo será este compromiso?, ¿Cómo las cosas cambiarán en mi vida?, espero llevarme bien con el que será mi prometido, bueno, tiene diecisiete, no debería de ser tan complicado como estar comprometida con un adulto.
Podríamos llevarnos bien, él se concentrará en sus asuntos aniñados y yo sólo me concentrare en lo mío. Podría acompañarlo a ferias o lugares que él disfrute, así podremos tener una mejor interacción, eso espero.
Al llegar al exterior puedo observar a los señores Uzumaki y Namikaze, sentados esperándonos en su terraza. Minato es el primero en saludarnos.
- Hola, gracias por venir - dice mientras le extiende una mano a mi padre y este la toma agitando la en un apretón de manos.
- Hola, no hay problema alguno. En realidad es todo un placer - dice mi padre.
- Hola, Hana querida. ¿Cómo estás? Que hermoso vestido, ha nadie le sentaría tan bien como a tí - secunda la bienvenida Kushina.
Mi madre le sonríe y responde - Gracias, estoy muy bien ¿Y tú?, ¿Cómo has estado?. Además, aquí quien verdaderamente se ve hermosa eres tú, fantástico atuendo -
- Bueno, lo mejor será tomar asiento mientras esperamos a mis hijos - dice Minato con una fácil sonrisa.
- Tienes razón - dice mi padre con una fácil sonrisa.
Estoy esperando al que sería mi esposo.
Mis padres se ponen a conversar con los señores Uzumaki y yo estoy en mi mundo hasta que me hablan y cortan mi inspiración.
- ¿Qué? - digo con malhumor
- ¡Hinata!, que modales! - me reprende mi mamá
- Gracias - le digo con una sonrisa.
Mi padre comienza una gran línea reprendiendome como si esto fuera de mi importancia, lo ignoro hasta que de la nada aparece un castaño. Ojos azules, sonrisa infantil, alto y delgado. Se sienta al lado de Kushina y ella lo toma de la mano sin deja de hablar con mi madre.
Me mira y escudriña un segundo antes de sonreirme para decir - Hola, debes de ser Hinata - dice con una voz juvenil y vivas.
- Un gusto - le digo con una sonrisa
- El gusto es mío. ¿Sabes?, eres más hermosa de lo que pensé, las fotografías que te toman no te hacen justicia - dice fluido y sin un ápice de vergüenza, sus ojos son brillantes, son vivaces. Son cálidos.
- Gracias - es lo único que apunto a decir, sin encontrar nada más que agregar, me quedo callada.
Pensé que él no me volvería a dirigir la palabra, me equivoque, me habló con ánimo, cambiando de tema y haciéndome reír con sus chistes malos. Ahora estoy segura de que mi prometido y yo nos llevaremos muy bien.
- Entonces, él viene y me da el puñetazo de mi vida. Tuvo que dar la cara por mi para que no me expulsaran, desde entonces no he hecho otra broma... en la escuela... bueno, a un profesor - dice aceptando sus travesuras con una sonrisa, su hermano suena terriblemente frío y brutal.
- Tu hermano es muy... frío, suena como si quisiera matarte -
- Él es bueno, sólo que es muy amargado. Me ama, lo sé, aunque no me lo diga - sonríe y me guiña un ojo haciéndolo ver adorable. Suelto una pequeña risa por sus ocurrencia y respondo.
- Eres muy gracioso, Naruto - le digo con una sonrisa en los labios.
Me mira confundido, su sonrisa se vuelve burlona y no sé porque - Yo no soy Naruto, soy Menma, el hermamo menor de él - me dice rascándose la nuca un poco ruborizado.
- ¿Qué? -
En eso voltea y sonríe, sigo la dirección de su mirada, para darme cuenta de que esta observando, mejor dicho a quien.
Un chico alto, rubio, serio, ojos azules profundos, fríos, arrogantes, con un rostro cincelado, realmente guapo, pavoneandose mientras camina con orgullo, como si todos fueran menos que él.
- Buen día - dice con una voz varonil y ronca, sexy.
Su mirada afilada recorre a cada uno de los presentes y se termina deteniendo en mi, me recorre de pies a cabeza, dejándome ruborizada, nerviosa. Intento mantenerle la mirada pero la suya es tan intensa que al final, término desviando mi mirada de la suya, está de pie a mi lado. Mirándome.
- ¿Esta es mi, supuesta, prometida? No esperaba nada impresionante, pero no esperé a esta mediocre -
Bien, está guapo, pero imbécil.
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Mi pequeño prometido
FanfictionSiempre pensé que cuando me fuera a comprometer sería por amor, claro está, que lo pensé cuando era una niña inocente. Ahora, a la edad de veintiún años, me comprometí. No por amor. Mis padres aceptaron un compromiso con la familia más adinerada, re...