Luego de vαrıos αños, el pequeño Kım se rındıó. Sus pequeñαs esperαnzαs se ıbαn cαdα vez que el tıempo pαsαbα y pαsαbα; sus pequeñαs esperαnzαs de encontrαr α Jeongın, del cuαl se enαmoró en lαs noches de verαno.
▹ 𝗆𝗒𝗍𝗁𝗈𝗅𝗈𝗀𝗂𝖼𝖺𝗅 𝖼�...
Jeongin y Seungmin se encontraban sentados uno frente al otro en un pequeño café. Al menor de ambos le había llamado bastante la atención el lugar, se veía acogedor.
Después de haber estado dando vueltas por la plaza, decidiendo a qué café entrar, ambos chicos ya se sentían más cómodos con la compañía del otro.
—¿Ya decidiste qué pedirás, hyung?—musitó el kitsune, mostrando su típica sonrisa que hacía, casi, desaparecer sus ojos.
—Uhm... bueno, estoy en eso-respondió algo avergonzado el mayor. Estaba en un dilema justo ahora, no quería que Jeongin pagase por algo muy caro—. ¿Tú ya has decidido?
El de cabellos rojizos asintió, para continuar con un:— Sí, pediré una tarta de manzana.
—Bien... entonces yo pediré un sándwich.
Yang hizo un ademán de aceptación con las manos, se levantó de la mesa y se dirigió al mostrador para pedir lo que deseaban.
Por su lado, Kim esperaba nervioso al contrario. Aunque ya habían pasado un buen rato juntos, todavía se sentía un poco ansioso por estar con él. Al ver que Jeongin regresaba, dio un profundo respiro para tranquilizarse.
—Listo, traerán lo que pedimos en unos minutos.
Seungmin sonrió en respuesta, entonces el menor siguió: —Hyung, muchas gracias por acompañarme hoy.
—Oh, no, no debes agradecer. Es más, yo debo darte las gracias a ti por invitarme, Jeongin, eres muy amable—. La respuesta del menor lo había confundido un poco.
—Sabes... nunca he sido muy bueno para hacer amigos, y esto de ser el nuevo no es nada fácil—. Un delicado suspiro escapó de sus labios en ese instante, agachando un tanto la mirada.
El mayor sintió pena ante ese comentario, y era cierto, llegar a un lugar nuevo e intentar socializar con nuevas personas no es tan fácil.
Con valor, Seungmin se atrevió a tomar la mano ajena que se encontraba sobre la mesa, dando un suave apretón en ella.
—Me tienes a mí ahora, ¿si? Sé que hemos hablado muy poco, pero podríamos ser... —Kim se quedó en blanco unos segundos—... muy buenos amigos, sí.
Las orejitas del kitsune –que habían estado agachadas ante la vergüenza–se levantaron nuevamente, la idea realmente lo había animado. Con una sonrisa de oreja a oreja, el pelirrojo devolvió el suave apretón al castaño.
—Muchas gracias, de verdad. Hasta ahora solo tenía a mi compañero de cuarto y a mi compañera del club de química de amigos, es bueno saber que ahora tengo a alguien más.
—En ese caso...—Seungmin ladeó un tanto su cabeza, mostrando una sonrisa amable—. ¡podría presentarte a unos amigos! Estoy seguro de que estarán felices de conocerte, Innie—dijo tiernamente.
—Sería un honor, Seungmin hyung—respondió de igual manera.
Sus manos seguían juntas, habían olvidado que aún las sostenían, hasta que una chica de cabello corto se acercó a ellos con lo que habían pedido; haciendo a ambos soltarse del agarre para poder dejar espacio libre en la mesa. Los dos chicos agradecieron a la jovencita, y se dispusieron a comer mientras seguían conversando.
—Por cierto, lo siento otra vez por lo que sucedió el día que nos conocimos, después de todo, es por eso que te invité hoy y-
—Jeongin, basta.—Seungmin negó con la cabeza, dándole una mordida a su sándwich—. Sabes que no es culpa tuya, no te preocupes más por eso.
—Oh, si tú lo dices... está bien, supongo.— El menor continuó comiendo.
—Uhm, ¿Yerim es tu hermana, no es así? He hablado unas cuantas veces con ella en el club, es muy talentosa—. Rio tiernamente el kitsune.— Seulgi noona suele elogiarla seguido por su buen trabajo.
—Sí, ella realmente está interesada en ese tipo de cosas, desde que éramos cachorros.— La suave risa de Yang hizo que él riera también—. Mamá una vez la regañó por dibujar en las paredes de la casa cuando era más pequeña.
Nuevamente, el de cabellos rojizos rio junto al castañito.
—Hmm, no sé si esto vaya a sonar raro, pero Yerim se me hace muy familiar.
Al oír esas palabras, Seungmin se estremeció.
—Siento que la conozco de algún lugar, no lo sé. A lo mejor es cosa mía—dijo el menor restándole importancia, a lo que Seungmin asintió para seguir comiendo.
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—¡Seungmin, ya! ¡Deja de omitir las partes importantes!— Yerim reclamaba mientras se dejaba caer a la cama contraria.
—¡Yerim!— gritó ya harto el menor.
Jisung tenía clases extra de natación esa tarde; así que Yerim y Minho, no esperaron y fueron a la habitación de Seungmin para que este les cuente todo.
—Ya, Seung, cuentanos bien— Lee estaba apoyado en el techo jugando con su alas mientras levitaba.
—Pero ya lo hice.— Gruñó fastidiado, estaba ya cansado de los chismosos que eran sus mayores. —Luego de eso, seguimos hablando del campus, los clubs y eso. Jeongın me contó que no sale mucho; así que lo lleve a dar un paseo por las demás tiendas. Y nada más. ¡Enserio!
Ambos lo miraban desconfiado. Seungmin suspiro. —¡Bien! Me dijo que quería volver a salir conmigo alguna vez, listo, eso es todo. Ahora, adiós.— Señalo la puerta.
Minho chilló, haciendo que se cayera al suelo, y Yerim sólo río empezando a tirarle almohadas al castaño.
—Deberías invitarlo antes, es tu oportunidad, Seungmin.— Minho asintió con lo dicho por la licántropa.
Seungmin hizo una mueca. —Lo estoy pensando, aún no lo sé.— Hablo sin darle importancia.
—¿Por qué no sabes? Sería muy fácil salir con él de nuevo. Él no conoce nada de la ciudad y seguramente todo le impresione.
Minho habló mientras descendía para sentarse en la cama junto a los hermanos.
—¡No lo digas as! No lo quiero llevar a cualquier parte.
Lee sintió una suave almohada impactar en su cara.
—Igualmente, no lo sé, tal vez lo haga o no.
—¿Y si vas a verme a la sala de arte? Él también va, y, enserio es muy bueno.
Seungmin sonrió y Yerim también.
—Sí, tal vez puedas empezar a acercarte más a él de esa forma.— Dijo el arconte.