Se encontraba tranquila en su lugar de trabajo, este no siempre era tranquilo, pues estar al pendiente de las almas en la tierra definitivamente era ajetreado, pero esa noche pasó algo que si bien era consciente de que pudiera suceder, jamás había pasado frente a ella y mucho menos creyó que en realidad fuese así.
Un relámpago iluminó toda la habitación oscura y vacía, mismo que no logró siquiera sobresaltarla.
Yongsun entonces vio como uno de los talismanes con los nombres grabados de cada alma desaparecía frente a sus ojos.
-Jisoo...
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La lluvia no cesaba y el sonido de esas gotas caer era el único ruido en la habitación, además de las respiraciones de los presentes.
Irene con sus ahorros pagó la fianza de Jin, pues al llegar la policía se lo llevaron junto con Lee. Afortunadamente Rosé volvió en sí y pudo levantar una denuncia en su contra y facilitar la salida de su amigo.
—¿Por cuánto tiempo estuvo ella en ti? — preguntó Taehyung, pues ahora era Jin quien se encontraba en shock.
— Desde el incidente de las fotos.
Desde que Lalisa siendo la voz de Rosé relató los hechos, eran vagas las palabras que salían de alguien. Dicha información fue difícil de procesar.
— Nos hubieran dicho. — Ambos no dejaban de pensar en todo lo que pudieron haberle dicho, en todo lo que pudieron haber hecho.
— Sabes bien lo tanto que la extraño y lo que daría por hablar de nuevo con ella y decidiste esconderme la verdad. — reclamó Jin a su novia con un dolor en su voz.
— Ella fue la que no quiso. — siempre le dolió ocultarselo, pero no le correspondía contarlo.
— Fue lo primero que nos dijo a ambas. — comentó Rosé.
El silencio volvió a reinar por un momento.
— Dices que pueden durar solo algunas pocas horas separadas ¿verdad? — al decir eso lágrimas caían de los ojos del mayor.
— Sí, pero... — su voz fue interrumpida por el repentino tacto de Seokjin, quien la sujetó por los hombros.
– Entonces traéla de vuelta. - suplicó frente a ella. — Traiganla, por favor. — miraba a ambas rubias.
— No puedo — dijo la menor llorando también. — Ya no se puede.
Irene se levantó de su asiento y fue hacia él, lo llevó a sentarse y se quedó a su lado, nuevamente consolando su dolor.
— Está lloviendo. — Hizo caso omiso y de igual forma salió.
Asimilar lo que vio hace unas cuantas horas es algo que simplemente lo tiene balanceando dentro de su cordura. Tocando el húmedo pavimento, así como las gotas impactando su piel, dejó que sus lágrimas se mezclaran junto con la lluvia.
