Era fin de semana, el ambiente era relajado aunque sí obtenían una que otra visita en el lugar.
Yongsun se encontraba sentada esperando a que le llegara algún cliente, aunque nada más le pidieran un talismán de amor estaría satisfecha. Lamentablemente muchos no confiaban en su veracidad dado a su juventud, ya que tiene alrededor de 30 y no se viste como suelen hacerlo los que se dedican a eso. Si bien no está al último grito de la moda, se viste de acuerdo a las tendencias que le gustan y con las que se siente cómoda.
A su lado estaba Jisoo haciéndole compañía y no precisamente porque quería, sino porque la tenía ahí encerrada.
—¿Cuándo va a llegar Lalisa? Al menos ella sí me hace plática. — se quejó la menor cruzando los brazos
—No me avisó siquiera si vendría hoy. — le contestó mientras empezaba a arreglar un poco su espacio.
—Te ayudaría a arreglar un poco este lugar... — se acercó a pasos lentos— Pero sólo soy un fantasma que lo que toca la traspasa.— lo dijo en plan de burla, porque bien sabía que lo que menos le gustaba la Chamán era arreglar el desorden.
— Pero mis manos no te traspasan, así que unos golpes te vas a ganar. — volteó a ver a la pelinegra con un falso enojo. Ella solo rió.
—Ya déjame salir, me sofoca estar encerrada. — se sentó en el piso frente a la rubia queriendo convencerla.
—Si te dejo salir lo primero que vas a hacer es ir a buscarlos y eso no es bueno para ti. — posó su vista en ella, mientras que Jisoo la evadía mirando hacia abajo porque eso era verdad. —Ya han pasado dos años, deberías ascender, olvidar el pasado, pero ni siquiera cambias tu atuendo.— Yongsun era nueva en esto, por lo que Jisoo era una de las primeras "almas perdidas" que le tocaba guiar y pese a que la regañaba constantemente le tenía un gran aprecio.
Lamentablemente en el momento en que murió Jisoo se quedó estancada en la edad, no creció más. Portaba el uniforme escolar los últimos dos años, porque esa fue la ropa con la que partió.
—Además ya te he dicho que la amiguita de tu hermano te puede ver. — desvió su vista para seguir ordenando algunos papeles que tenía regados.
—Pero no lo ha hecho. — se apresuró a decir.
—Que no te reconozca es otra cosa, a veces es difícil diferenciar entre un vivo o un fantasma. — aclaró.
—Bueno, pero igual cuando ella está cerca me alejo o simplemente ni me acerco. — quería dejarle en claro que no pasaba nada si cuidaba de su hermano.
Desde que dejó este mundo se juró velar por él y de su familia. Sus papás se la pasaban viajando por lo que no podía hacerlo seguido con ellos, pero con su hermano sí y eso la hacía sentir bien.
Él es dos años mayor que ella, pero iba solo un grado más en la escuela por lo que eran como uña y mugre. Iban a todos lados juntos.
—¡Hola!— una voz se escuchó después del ruido de la puerta.
—¡Lisa!— había llegado Lalisa, ella era prima de Yongsun por lo que quedaba claro que el don venía de familia.— Dile a tu prima que me deje salir, aunque sea un rato.— puchereó para que ambas rubias cedieran.
—¿Voy llegando y ya te quieres ir? Me hieres Kim Jisoo. — dijo fungiendo estar ofendida con una mano en el pecho y la otra en la cabeza.
No salió de tal lugar durante toda la tarde, porque no lograron convencer a la mayor, pero de igual forma se entretuvo. Lisa era muy parlanchina por lo que hablaron hasta por los codos.
Llegada la noche era momento de que cada una partiera a sus casa, porque lo que por fin pudo salir, pero no sin antes prometer que se quedaría en el cementerio junto los demás que no han tenido su ascenso. Ella aceptó, había hecho algunas amistades aunque la gran mayoría eran señores que pasaban de los 40.
Si bien le prometió no salir, le resultaba aburrido ese lugar. Desobedeció y decidió ir al parque que estaba cerca de ahí, mínimo era más entretenido.
Irene iba corriendo pues su vida dependía de ello. Un hombre la había interceptado robándole sus pertenecías amenazando robarle mucho más que eso. En un movimiento ágil se lo quitó de encima y se echó a correr. Sintió como si fueran horas, pero por fin lo había perdido.
No tenía ni idea de dónde estaba, se recargó en la pared y empezó a tratar de regular su pulso mediante la respiración. Sentía haber visto pasar la muerte frente a sus ojos. El hombre la tenía agarrada firmemente con un cuchillo, fue como un milagro que se hay podido librar.
Las calles por las que transitaba estaban vacías, no había persona alguna a la que pudiese perdirle ayuda. Se estaba desesperando de esta situación.
De repente vió a una estudiante columpiandose, tenía el cabello largo casi llegando le a la cintura, era liso, era como el de ella, tenía la mirada baja. No lo pensó más y se acercó a ella apresuradamente.
La joven subió la mirada al sentir que alguien se posicionaba frente a ella y cuando la vió quedó asombrada. Era Irene, la novia de su hermano. ¿Qué hacía frente a ella? ¿Cómo podía verla? ¿Acaso había muerto?
—Ayúdame...— habló rompiendo el silencio y la mirada curiosa que le lanzaba. —Por favor.— la sujetó de los hombros.
Se sentía confundida, porque ha estado cerca de ella en variadas ocasiones, pero nunca la vió ni habló con ella.
—¿Qué necesitas?— por fin reaccionó.
—Estoy perdida.— se encontraba asustada, pero de igual forma estaba firme.
Confirmó que Irene estaba viva, pues al ponerle atención a su tacto este era cálido.
— ¿A donde necesitas ir? — se levantó del columpio dispuesta a ayudar.
— Quiero ir a casa. — su voz se quebró.
Tras darle su dirección tomaron camino a casa de la mayor. Ambas estaban confundidas, pero por diferentes situaciones haciendo que no hubiera mucha conversación, de lo único que hablaron durante su caminata fue de lo que le acababa de ocurrir . Una vez llegaron se despidieron.
—Gracias. — le dijo apenada.
—No hay de qué. — sonrió.
— Espero que llegues a casa con bien.— la abrazó. Ella no era muy afectiva con los que no conocía, pero sintió las ganas de hacerlo, le estaba realmente agradecida. La menor no le devolvió el abrazo, todavía estaba procesando todo.
—Mañana iré a hacer la denuncia a la policía. — le dijo una vez se separó del abrazo.— Pero ahora tengo que entrar para que no se preocupen por mí. En verdad gracias.— se adentró a su casa y se despidió con un movimiento de mano antes de cerrar el la puerta.
Jisoo tenía muchas dudas, pero si le decía a Yongsun se enojaría. Tenía que preguntarle, esto podría ser algo importante.
En otro lado de la ciudad estaba Seokjin en su casa, estaba totalmente preocupado. Irene no le respondía los mensajes ni las llamadas y cuando habló a su casa no había llegado. Esto le traía malos recuerdos, no quería pensar lo peor.
Escuchó el teléfono sonar, corrió rápidamente a atenderlo. Era su novia, le contó que ya había llegado a casa y por lo que pasó. Se preocupó y estaba a punto de dirigirse a su casa, pero ella lo detuvo, le dijo que estaba bien y que no le había pasado nada grave. Hablaron un rato más antes de ir a dormir, ambos ya se encontraban más relajados, afortunadamente esto quedó como una trágica anécdota más para contar.
Este es el capítulo de hoy, espero les guste y lo disfruten. Gracias ❤️.
-A 🌷
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𝕮𝖗𝖎𝖘𝖆𝖓𝖙𝖊𝖒𝖔𝖘
Teen Fiction[[ 𝑰𝒇 𝑰 𝒅𝒊𝒆 𝒚𝒐𝒖𝒏𝒈 𝒃𝒖𝒓𝒚 𝒎𝒆 𝒊𝒏 𝒔𝒂𝒕𝒊𝒏 𝑳𝒂𝒚 𝒎𝒆 𝒅𝒐𝒘𝒏 𝒐𝒏 𝒂 𝒃𝒆𝒅 𝒐𝒇 𝒓𝒐𝒔𝒆𝒔 𝑺𝒊𝒏𝒌 𝒎𝒆 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒊𝒗𝒆𝒓 𝒂𝒕 𝒅𝒂𝒘𝒏 𝑺𝒆𝒏𝒅 𝒎𝒆 𝒂𝒘𝒂𝒚 𝒘𝒊𝒕𝒉 𝒕𝒉𝒆 𝒘𝒐𝒓𝒅𝒔 𝒐𝒇 𝒂 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒔𝒐𝒏𝒈 ]] ❝ 𝐶𝑢�...