Memories

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Año 2018

Su mañana no tuvo el mejor comienzo ese día saldría bastante tarde de la escuela, pues estaba a un año de la universidad, se preparaba para lo exámenes de admisión por lo que su horario escolar acaba bastante tarde.

El día era abrumador, tanta información que saturaba. Se olvidó de decirle a Seulgi que se iría con ella, creyó que  sería fácil decirle en la salida, así que no se preocupó.

Su teléfono sonó, vio que era su hermano quizá y no estaba molestó con ella.

— ¿Si? — dijo respondiendo la llamada

— Papá dijo que te preguntara si sí te vendrás con Seulgi. —

— Sí, nos veremos en la salida. —

— Nos vemos mañana entonces. — y sin más colgó.

— No puede ser que siga enojado —bufó.

Ella también disfrutaba de jugar videojuegos y podría darse el lujo de decir que era incluso mejor que él. Pero no lograba entender porque su enojo era bastante, pues su madre le dijo que les compraría otra.

El timbre sonó dando señal de ya haber terminado las clases, se dirigió a la salida y buscó a su amiga, no la encontraba por ningún sitio. Comenzó a marcar el número de Seulgi.

— Hola. — sonó del otro lado de la línea.

— ¿Dónde estás? No te veo. —

— En mi casa, hoy me salí más temprano porque me dolía horrible la cabeza. — se sorprendió.

— Ya decía yo que no estabas por aquí. Bueno recuperate y me avisas ya que te sientas mejor. —

— Sí. —

— Adiós. — se despidió primero.

— Adiós. — y colgaron.

El día transcurrió como normalmente, el sol no estaba más por lo que era de noche y la mayoría de alumnos se fueron tan rápido como las clases terminaron.

Escucho a alguien detrás de ella.

— Ya todos se fueron. — dijo Lee Sangbang, el conserje.

— Sí, yo también ya me voy. — hizo una reverencia para despedirse.

— Antes de que te vayas. — sujetó su mano. — ¿Podrías ayudarme en algo? No te tomará mucho tiempo. — estaba nerviosa, la mirada de Lee era bastante sombría.

— No puedo. — soltó su mano — Me están esperando. — mintió y sin más caminó lo más rápido que pudo.

Se quedó a fuera de la escuela y se escondió, empezó a marcar el número de su hermano. Ya no había con quien regresar y ciertamente no se sentía segura al hacerlo sola.

"No cuentas con saldo suficiente para realizar la llamada".  se escuchó en la línea.

— Lo que me faltaba. — se quejó, se armó de valor y salió para dirigirse a su casa.

𝕮𝖗𝖎𝖘𝖆𝖓𝖙𝖊𝖒𝖔𝖘 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora