Cap. 24

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—Y bien Ritsu, ¿Desde cuándo es que amas a Masamune? — pregunto su madre sin compasión.

— ¿EH?— fue lo único que atino a decir el sonrojado Ritsu

—Después de todo, no respondiste a esa pregunta— aclaró.

—Emm... yo... — inmediatamente volteo a ver a otra parte, tratando de evitarla, estaba cansado era obvio, pero a su madre no parecía importarle en lo más mínimo

— ¿Y bien?— dijo indiferentemente y alzando una sola ceja.

—Yo... tengo que descansar— trato evitar el tema escondiéndose en las sabanas blancas y soltando un quejido de dolor

—No hagas imprudencias—suspiro— y no trates de evitar el tema, acabas de tener dos hijas, ¿qué más puedes temer?— dijo su madre cosa que le cayó como un chorro de agua helada, tenía razón... entonces, ¿por qué no podía? Tomo fuerzas y respiro hondo.

*~*~*~*~*~*~*

Y ahí estaban, eran sus hijas. Takano poso su mano en aquel cristal, las podía ver, sabía que eran ellas aun si no leyera esa pulsera lo sabría, pero no podía evitarlo, esas pulseras le recordaban una y otra vez que no era un sueño, que todo era real, tan real como ellas durmiendo tan pacíficamente, esas pulseras, decían sus nombres claramente, esos nombres que serían su razón de ser.
Esos eran..

*~*~*~*

—Bien—Suspiro— yo... yo amo a Takano desde que...— sus mejillas y orejas se tornaron lentamente rosadas— desde que... — su cara entera paso de ser rosada a un carmesí intenso

—Vamos, Ritsu, sin rodeos—exigió la ya desesperada madre.

— ¡Desde que tenía 15 años!—soltó desesperado— de hecho, yo fui quien se le confesó a Masamune...— el electrocardiógrafo se había vuelto loco, no paraba de sonar y sonar, Ritsu estaba tan sonrojado que no le ganaba ni el rojo pasión de los tomates.

Su madre estaba pasmada y con los ojos abiertos en par en par.

— ¿Entonces tú te... te le confesaste a Masamune?— pregunto para confirmar si lo que había escuchado era cierto. Ritsu solo asintió un poco con la cabeza agachada. —Valgame... no me esperaba eso, y menos con lo cobarde que eras en ese entonces...— recordó negando levemente con la cabeza.

— ¿Qué significa eso?—Reprocho con un vena saltándole de la cabeza

En el fondo de esa calurosa conversación estaba An escuchando atentamente a cada una de sus palabras, y comenzó a sonreír, hasta que unas lágrimas se escaparon de sus ojos.

—Ah, ¿An-chan que sucede? — pregunto Ritsu preocupado.

— ¿Oh? eh, ah, nada en lo absoluto, es solo que, verte tan feliz, es lindo— Dijo con una sonrisa sincera.

—Gracias— le correspondió Ritsu con una sonrisa.

*~*~*~*~*~*~*

Takano Hanabi.
Takano Fuyu.

Eso decían esas pulseras, esas eran los nombres con los que serían conocidas sus queridas hijas.

—Oi, Takano-san, ¡Oi!

— ¿Eh?— balbuceo al darse cuenta de lo que estaba haciendo antes.

— ¿Sucede algo Takano-san?— preguntaron desde el otro lado.

—Eeemmm, no nada— mintió, pasaba mucho, MUCHO, en esos momentos.

—Takano-san, ¿dónde está?

—En el hospital. — dijo despreocupado.

— ¿eh? el hospital?— gritaron del otro lado.

—Si, si, el hospital—suspiro.

— ¿que sucede? ¿Paso algo con Ricchan?— pregunto Kisa

—bueno, es que, acaban de nacer.

— ¿EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEH?

¿QUE ESTOY Que? TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora