Cap. 15

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El calor era sofocante, el sol estaba a todo lo que podía, como si quisiera que todos los japoneses se quitan la ropa ahí mismo, era sofocante, pero eso no evitaba  que los niños jugaran todo el tiempo, ni las parejas salieran,  tal como estaban en ese momento Takano y  Ritsu que se dirigían de regreso a su departamento, pues, fueron por algunas cosas y de paso por un helado, ya que, Ritsu tenía antojo de uno, era finales de junio, y ya estaban cerca de que se aliviara Ritsu, así que tenía que disfrutar sus últimos días en pie, por lo que decidió salir a pie que en un coche, tal y como hubiera querido Takano, quien no pudo replicar, porque fue un pedido especial, es decir, si se negaba Ritsu aun así lo iba a hacer fuera o no fuera con él. Iban de camino al departamento, todo era tan normal a pesar del calor, todo era tan pacifico y Ritsu hablaba tan armoniosamente con Takano que todo parecía un sueño.

Pero, no todo es color de rosa, al estar platicando con Takano, Ritsu no se dio cuenta de que la luz roja se había puesto para los peatones y para cuando Takano se dio cuenta ya era tarde. El chillido del caucho sobre el asfalto, tratando de parar inútilmente, un grito desgarrador, seguido por voces y miradas curiosas y por fin, el cuerpo de Ritsu tendido en el suelo, eso era lo peor, lo peor, inmediatamente Takano fue corriendo al cuerpo inconsciente de Ritsu pidiendo a gritos y con lagrimas desbordando de sus ojos que llamaran a una ambulancia.

La ambulancia no tardo mucho en llegar, Ritsu estaba desangrando, llegaron al hospital y entre gritos y sollozos Takano pidió y rogo entrar con él, que era lo único que tenía, imploro que lo salvaran a él y a sus hijas, sus únicas razones de vivir, sin ellos no era nada, absolutamente nada.

Las horas fueron eternas, ningún doctor preguntaba por él para informarle el estado de su amado y sus hijas se maldecían por dentro ¿Cómo pudo ser tan idiota? ¿Cómo pudo descuidarse así?  Después de todos los cuidados que había tenido ¿Por qué? ¿Por qué a él? ¿Qué había hecho para merecer tal castigo, acaso amar a Ritsu estaba mal? ¿Cómo era posible que dios fuera tan cruel? Entonces, una enfermera lo saco de sus pensamientos:

-¿disculpe, usted es familiar de Onodera Ritsu?- dijo la pobre castaña que temía de la reacción del pelinegro.

-¡SI SOY SU ESPOSO!- dijo inmediatamente levantando la mirada para poder ver el rostro de aquella que le anunciaría la mejor o la peor noticia que podría tener en toda su vida- ¡DIGAME CÓMO ESTA!- rogo el pobre entre sollozos ahogados.

-Bueno, primero le pediré que se tranquilice un poco y se siente- pidió la enfermera delicadamente a Takano, para que este no cayera contra el suelo de la reacción o algo por el estilo- vera, la vida de Onodera-san esta fuera de peligro, solo debe quedarse aquí por unos días para ver cómo se desarrolla y poder darle de alta y pueda irse sin ningún problema, por otra parte…- la enfermera puso una cara de tristeza, que no le daba la mejor sensación a Takano.

-… que paso con mis hijas- dijo viéndola con preocupación y a punto de volver a llorar.

-Resulta que, gracias al impacto recibido, se provoco un severo daño las niñas y lamentablemente, al solo ser fetos… aun eran muy frágiles… por lo cual… tuvimos que hacer cesaría para ver si podíamos hacer algo, pero no fue posible y lamentablemente… han muerto… lo lamento- dijo dándole el más sentido pésame a Takano y retirándose por fin dejando a un pelinegro sorprendido y con lagrimas comenzando a correr, ¿Por qué le hacían eso a el? ¿Que fue lo que hizo mal?

La noche paso larga y de ninguna forma Takano quería dejar el hospital así que decidió quedarse por todas las formas posibles, al día siguiente pudo pasar a ver a Ritsu que estaba despierto, pero sus ojos no parecían tener absolutamente nada de vida, estaba ido, esos orbes verdes que tanto brillaban, estaban opacos, oscuros, estaban muertos.

-al enterarse de lo sucedido, entro en un estado de histeria por lo cual le tuvimos que dar unos sedantes, por eso está en ese estado- dijo otra enfermera de cabello negro y rizado- por favor sea delicado con el- dijo para después salir de la habitación y dejarlos solos.

-Ritsu…-dijo tomando la mano del aludido mientras este solo lo volteo a ver sin levantar la cabeza. Y entonces al verlo en ese estado lo abrazo y le dijo que todo iba a estar bien.

Pasaron algunas semanas y Ritsu pudo volver al departamento, no tenía ganas de nada, se la pasaba sentado en el sillón sin hacer nada, no quería ni comer, pero Takano lo obligaba. Hasta que un día, el cuerpo estaba inconsciente sobre la cama, a un lado de varias pastillas tiradas, la escena era terrorífica, el cuerpo pálido y frio de Ritsu al lado de múltiples pastillas regadas por todas partes y en su mano unas cuantas que no se llego a tomas, era horrible, Takano perdió a lo único que tenia, a su primer y único amor, lo perdió todo.

-¡RITSU!- grito Takano despertándose de golpe y sudado con una mirada aterrada y temblando del miedo.

-nnnh… ¿Qué sucede Masamune?- dijo Ritsu revolviéndose entre las sabanas para verlo con un rostro adormilado y restregándose los ojos para quitarse el sueño.

Al verlo ahí tan pasivo, tan despreocupado  y como si nada hubiera sucedido lo abrazo con necesidad y demasiado fuerte.

-Ta… Masamune me lastimas- dijo golpeando el brazo de Takano.

-lo siento- dijo suavizando el agarre y tumbándose a él y a Ritsu a la cama.

-¿Qué sucede?-dijo confundido Ritsu.

-Nada, solo déjame estar así- dijo cerrando los ojos, tratando de conciliar el sueño y calmarse.

-… como digas… Masamune… tu corazón late rápido-dijo viéndolo.

-Es por ti- dijo con carillo y al final tranquilizándose y durmiéndose abraz

¿QUE ESTOY Que? TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora