Bestias De La Noche

Capítulo 16

Dejo esta nota para agradecer a todas esas personas que se toman las molestias de comentar y votar la historia. Yo sé quienes son exactamente :) así que dedico este capítulo a esas personas.

Con amor,

V

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El quiebre

Caminar 8 km fue una mala idea.

Della durmió toda la noche y parte del día siguiente de corrido. Nunca había hecho tanto esfuerzo físico que la dejara de esa forma. Pero supuso que debía ser por el bebé. Se acaricia la tripa.

De vez en cuando, Olivia se pasaba por su dormitorio para saber si necesitaba algo ya que estuvo horas encerrada en el cuarto durmiendo y descansando.

No fue hasta la hora de la cena del día domingo que recién abandonó su dormitorio. A veces deseaba no cenar en su casa porque siempre había un ensordecedor silencio que solo terminaban en peleas en un intento de conversación. No era algo a lo que debía acostumbrarse, sin embargo, en el fondo sabía que ya lo estaba, y no quería que su bebé innato creciera en un lugar así.

Se colocó un vestido suelto y cómodo, y va al comedor en pantuflas.

― Al menos, ¿cumplimos con las formalidades? ― interrumpió el silencio como siempre Olivia. Mueve su copa de vino decantado y lo deja encima de la mesa. Sonríe juntando sus manos ―. ¿Cómo les fue a todos hoy?

― Cada vez que respiramos es un regalo ― alude Roman alzando su copa antes de darle un sorbo.

Della bosteza sin querer, tapándose la boca.

― Lo siento ― se disculpa.

― Cariño, ¿todavía tienes sueño? ― preguntó Olivia ―. Has dormido todo el día.

― Bueno, caminé mucho el día de ayer ― menciona con segundas intenciones a Roman, quien se le quedó mirando sentado a su lado.

Olivia asiente comprendiendo.

― Shelley, cariño, ¿a dónde fuiste? ― cuestionó Olivia.

― Tomé el autobús ― pronunció el celular de Shelley mientras ella sonreía.

Della le mira sorprendida. Ni ella ha ido en autobús al pueblo porque su madre nunca se lo permitía, sobre todo si iba sola.

― ¿En serio? ― exclamó Roman, asombrado.

En cambio, Olivia frunció el ceño y dijo: ― Lo siento, ¿qué dijiste?

― Tomé el autobús ― repitió.

― Dios, deja de ser tan literal ― masculló Olivia ―. ¿Por qué diablos tomaste el autobús, de todas formas? Y sin mi permiso.

― Déjala en paz ― dice Roman ―. Por Dios. Yo ni siquiera sé hacerlo ― suelta una risa entre dientes.

Della sonríe orgullosa, aunque veía que a su madre no le hacía gracia.

― Lo siento. ¿Esto te resulta gracioso? ― replicó Olivia. Mira a Shelley y se da cuenta de algo que no había visto antes. Su expresión se vuelve condescendiente ―. Oh Shelley, cariño. ¡Aretes! ¿Qué te hiciste? ― entornó los ojos hacia Roman ―. ¿Tu la ayudaste?