Capítulo 3 |SEGUNDA PARTE|

149 17 0
                                    

Hospitalario


Cuando Roman llegó a su casa, luego del trabajo, se encerró en su dormitorio y comenzó una investigación sobre la familia de Della.

No sabía qué quería encontrar, a decir verdad. Solo quería hallarla. Y con la poca información que le soltó Olivia podía buscarla.

Si fue amiga de Olivia debe ser inglesa, sobre todo si salió con alguien importante, además de llamarse Kora. Debió haber sido un hombre con un cargo importante, así que se comunicó con el investigador privado y les habló de su información enviándolos al Reino Unido.

Él no entendía como alguien como la madre de Della podía ser amiga de Olivia. Si pensaba que la mamá de su falsa hermana fuera parecida a Delilah, entonces no sería egoísta sino amable, aunque si la enojabas podía tener una lengua viperina.

Se halló metiéndose a la galería de su teléfono y encontró la carpeta llena de fotos de Della. Pocas veces se metió en la galería porque temió ver esas fotos, ni siquiera vio el perfil de Facebook.

Había algunas donde ella sonreía o parecía pensativa mirando por la ventana de su dormitorio. En otras, salía riéndose a lo lejos en alguna fiesta de Clara o de algún compañero de clases.

Sonrió con nostalgia al encontrar una foto de ellos sonriendo a la cámara en su última Navidad. Estaban abrazados y se notaba el embarazo de Della. Aunque parecían algo tristes, pues fue en el tiempo que desapareció Shelley, aun así se veían felices.

Deslizó el dedo en la pantalla pasando a la otra foto, esta vez era en una ecografía, la cual él la acompañó. Pasó la siguiente, y fue una doble cita con Letha y Peter en la tienda de dulces del pueblo.

Reprodujo un vídeo de cuando la acompañó en la ecografía, se escuchó un silencio y de pronto golpeteos. Se acordó que eran los latidos de la bebé reproduciéndose en la máquina.

¿Estás grabando? ―preguntó Della en el vídeo.

Escuchó su risa y luego el sonido de un beso contra su sien.

Sí, quiero tener buenos recuerdos.

O sea, me estás usando ―bromeó la chica.

Cállate y sigue escuchando los latidos de tu hija.

Della rio y ahí terminó el vídeo.

Dejó el teléfono a un lado, notando que sus ojos ardían. Los demás vídeos y fotos eran del Baby Shower que hicieron y el cumpleaños de Della, el cual fue justo el día anterior de su parto. Se cambió la ropa por una camiseta de mangas largas y unos jeans negros.

Roman salió de su dormitorio y escuchó en el living la voz de Miranda. Le pareció que estaba en problemas con algunas tarjetas de crédito. Le dio la sensación que no tenía dónde quedarse. Pero aprovechó ese momento de distracción para entrar a la habitación.

Introdujo el código y entró, bloqueando la puerta tras de sí. No vio a Anna, la niñera. De inmediato le inundó el silencio. Volvió a introducir el código del dormitorio de la bebé, y con una respiración honda entró.

Al entrar, escuchó a la bebé llorando a pulmón que le estrujó el corazón. Se sintió raro, y no sabía qué hacer para que dejara de llorar, por lo que se quedó viéndola.

― Deberías cargarla ― escuchó la voz de Anna, y volteó encontrándola con la mamadera en las manos.

― ¡Hazla callar! ― ordenó.

― Ha llorado todo el día ―comentó.

― Quizá tenga hambre ― sugirió, sin apartar la vista. La pesadez del pecho se profundizó al ver las lágrimas de Nadia deslizándose por sus mejillas redondas.

― No quiere beber su leche.

― Intenta con otra.

― Intenté con todas ―respondió indignada.

La bebé seguía llorando fuerte sin detenerse que lo sorprendió.

― ¿De dónde saca energía para llorar así? ― Frunció el ceño.

― Yo me preguntaba lo mismo de ti. Nunca te contentabas. Igual que toda tu familia. Quizá sea una especie de maldición... ― Roman dejó de mirarla y observó que la bebé alzaba los brazos hacia él ― Por eso todos parecen terminar solos.

Roman le dio una última mirada a Nadia, viendo sus ojos azules luminosos, antes de salir del dormitorio, quedándose en el pasillo, sintiendo que se ahogaba.

Se apoyó contra la pared, dejando que Anna se hiciera cargo. Cerró los ojos respirando profundamente oyendo los continuos llantos de Nadia.

Él cumplió la última voluntad de Della y llamó a la bebé Nadia, tal y como ella quería, pero a Roman se le hacía difícil llamarla por su nombre. No estaba acostumbrado de cuidar de alguien más y no sabía qué hacer, así que desistió y lo único que sabía que podía hacer bien era protegerla.

Si se quedaba ahí, en la habitación insonorizada, entonces no le pasaría nada malo. No se enfermaría, no se lastimaría... nadie podría hacerlo.

Una vez que se calmó, y no escuchó a la bebé, Roman salió del dormitorio de Nadia y fue al living donde encontró a Miranda guardando sus cosas en su bolso. La rubia lo miró cuando él quedó frente a ella.

― Hola. Acabo de reservar una habitación de hotel, y... viene un taxi en camino, así que... está todo bien ―dijo titubeante, siguiendo guardando sus cosas ―. No sé cómo agradecerte por dejar que me quede aquí mientras se resuelve todo esto. Vendré por mis otras cosas cuando mi auto esté listo.

― Seguro ―pronunció.

― Y te buscaré en la guía cuando sea una escritora rica y famosa y colecciono arte ― bromeó al final. Le dio la mano a Roman para despedirse.

Roman no soltó su mano luego de un rato.

― Miranda...

― Sí...

― No me mientas. No tienes donde ir.

Miranda soltó su mano bruscamente.

― Sí, tengo.

― ¿Adónde? ― cuestionó.

― No te incumbe.

― Solo pregúntame.

― ¿Qué?

Roman quiso blanquear los ojos, pero se abstuvo de hacerlo.

― Si te puedes quedar.

Eso dejó boquiabierta a Miranda por unos segundos.

― Te comportas muy extraño ― no pudo evitar decir.

El comentario provocó una leve risa ronca en Roman que disminuyó sus rasgos maduros, dejando ver el joven chico dentro de él. Le pareció más atractivo, y todo pensamiento en entorno a Peter se desvanecieron.

― Lo siento. No soy muy hospitalario. Si no tienes adónde ir, por favor, quédate aquí esta noche. Me encantaría que cenaras conmigo.

Miranda se le quedó viendo pensando si era una buena opción, pero de todas formas aceptó su ofrecimiento. Y si eso incluía que conociera más a Roman, la tomó.

Bestias De La NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora