Capítulo 8

666 56 9
                                    

La primera vez


Unos días después de la fiesta de Halloween, Roman paseaba por las afueras de la preparatoria y dio con la casualidad de encontrarse a Peter apoyado en la pared de las grandes escaleras de la entrada del Penrose.

Se acerca y se recuesta contra la pared al lado de Peter, con las manos en los bolsillos de sus pantalones oscuros.

― ¿Leíste lo de Pisarro? ― entabla conversación Roman.

Nah, vi la película ― responde Peter.

― No sé cuál de las hermanas Brontë estamos discutiendo ― comenta ―. ¿Con cuál aprenden a masturbarse las chicas gordas góticas?

― ¿Por qué siento que en gran medida me hablas por cómo la gente te mira cuando lo haces?

Roman se encoge de hombros y mira por los alrededores. Ve que muchos de los que estaban cerca los observaban interactuar sin disimulo alguno y no se molestaban en hacerles saber que estaban hablando de ellos.

― Sí, es más de la mitad ― dice, riéndose entre dientes.

― La cosa es que no tenemos el mismo problema ― Peter se dirige a él con una expresión seria.

― ¿Cuál es? ― pregunta, curioso.

― Solo te aburres si eres aburrido.

Dicho esto último se aleja del joven Godfrey, dejándolo con la palabra en la boca. Sin embargo, de todas formas se ríe mientras lo ve irse.

A lo lejos, vio a Della con unos libros en brazos que se acercó y la ayudó, a la vez que le dirigía una mirada desdeñosa a uno de sus compañeros de clase que la observaba tal cual un pedazo de carne.

― Celoso, te vi ― señaló Della con una expresión divertida.

Roman se rio.

― Escuché que Zack Johnson dará una fiesta el fin de semana, ¿quieres ir? ― preguntó Roman, de repente.

― Pensé que había toque de queda.

― No ha pasado nada hasta ahora ― se encogió de hombros ―. Vamos, Della, ¿dónde está tu sentido de diversión? ― dijo al verla dudar.

― Estoy siendo precavida, así como deberían hacerlo todos ― respondió ―. Además, tú vas solo a comprar droga.

Ambos entraron a la escuela y caminaron hacia el locker de Della para guardar los libros de texto.

― Te prometo que te daré un poco y nos colocaremos en un dormitorio a solas ― insinuó con disimulo.

Della arqueó una ceja ante su provocación en público.

― ¿Y bien? ¿Qué dices? ― insistió Roman.

― Iré, pero no a drogarme. Solo porque Clara me invitó ― advirtió ―. No me imagino qué me puede hacer la marihuana si estamos solos. No quiero parecer una ninfómana.

― Cariño, eres una ninfómana ― soltó Roman antes de irse como si fuera el rey del lugar.

Della blanqueó los ojos, pero se encontró a sí misma sonriendo con diversión.



En el último período, durante la clase de inglés, Roman en vez de prestar atención o seguir la lectura conjunta de Cumbres Borrascosas junto a la profesora Pisarro, comenzó a escribir en un papelito y después lo lanza con el fin de que le llegue a Peter, con quien comparte clase.

Bestias De La NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora