Capítulo 6

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El baile de Halloween

Advertencia: este capítulo contiene contenido erótico, si quieres puedes saltártelo. No es importante en la trama (o tal vez sí), es capricho mío.


En el Penrose, la llegada de Octubre se celebró con decoraciones para el esperado Halloween, donde se esperaba hacer la fiesta anual, pero eso seguía siendo tema de conversación entre las autoridades.

Della fue al baño a mitad de clases y tuvo la dicha de encontrarse con Letha, quien se lavaba las manos pensativa.

― Hola... ― saludó incómoda. Nunca había conversado tanto con Letha ya que no coincidían mucho, además de sus celos en la niñez (cuando acapara la atención de Roman) le hicieron que la ignorara.

― Hola, Della. Tanto tiempo ― le sonrió Letha ―. ¿Qué cuentas?

― Nada importante ― suspiró. Fue al lavabo a lavarse las manos al lado de Letha, y mirarse al espejo. La miró de reojo ―. ¿Y tú? ¿Todo bien?

― Todo va bien...

Ambas quedaron en un silencio incómodo que no sabían cómo romper.

Y de pronto, sonó el timbre del receso. El baño comenzó a llenarse de chicas de su grado y otros menores, junto al bullicio de las conversaciones de los últimos chismes y las fiestas del fin de semana.

― Ok..., nos vemos por ahí ― se despidió Della.

Letha asintió.

Della fue a la cafetería a comprar su almuerzo, y antes de darse cuenta compró muchas cosas para ella sola, más no le dio importancia.

Miró a lo lejos a Roman con una porrista, bastante juntitos, y sintió su corazón romperse. Además, esas ansias de darle su merecido está susurrándole al oído que le pareció tentador aquella idea.

Por el otro lado, en la entrada principal, Peter se sentó en la cima de las enormes escaleras y abrió su paquete de snack, que sería su almuerzo. Miró al resto de estudiantes por unos momentos antes de centrarse en comer a solas, hasta que fue interrumpido.

― No pensé en verte por aquí.

Peter miró a Della, miró curioso la cantidad de comida que compró.

― ¿A qué ejército piensas alimentar? ― bromeó.

― Ja ja ja ― rió sarcásticamente. Se sentó al otro extremo de donde está sentado Peter y abrió el envase de frutas ―. ¿Y?

― ¿Y, qué?

― ¿No vas a preguntarme por Roman? ― preguntó. Se llevó una cuchara a la boca, saboreando la fruta con gusto ―. Déjame decirte que no fuiste disimulado en evitarme como si tuviera la peste.

Peter suspiró.

― No sabía que podían hacer eso. Los upir, me refiero ― admitió.

― ¿Por eso me evitaste durante semanas? ― ironizó.

Peter asintió, apenado.

― No solo masticamos carne ― aclaró Della―. Es casi lo mismo que tú. Tu no solo cambias cada mes, sino que tienes la fuerza, la velocidad, y una sanación veloz.

Peter le dio la razón.

― Entonces, Roman es tu hermano... ― comenzó a decir, Peter.

― Sí, no estoy en la situación de agradecer ser su hermana ― dijo con un tono agrio. Se quedó pensativo ya que sonó como un doble sentido, para ella es distinto a lo que interpreta Peter.

Bestias De La NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora