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Yoongi despertó deslumbrado por los rayos de sol que entraban en la habitación. Estiró la mano a través de la cama buscando a su compañero, pero este ya no estaba. Jimin trabajaba a medio tiempo en una cafetería, para su suerte la luz del día parecía calmar los ataques psicóticos manteniéndole con un carácter más o menos estable.

El muchacho se levantó tranquilamente de la cama dirigiéndose al baño para lavar su cara y arreglar sus pelos, que por la mañana siempre estaban revueltos como un nido mal hecho de pájaros. De regreso a la sala principal paso por la cocina tomando una taza de café que su amigo había dejado preparado. ¿Desde cuándo Jimin se había vuelto tan esencial su vida?

No le desagradaba en absoluto depender en cierta medida de aquel chico,  trabajaba en casa de informático, así que tener a alguien que le hiciera reír, cuidara de él, aun que a veces se le fuera un poco de las manos, le hacía sentir vivo y más aún, espantaba el sentimiento de soledad que tanto le había perturbado en otros tiempos. Las ocurrencias de su pequeño amigo no tenían fin y podían ser aún más inimaginables si se juntaban con los demás del grupo de amigos.

Yoongi no era de carácter sociable, es más, se sorprendió al principio cuando aún en el instituto Jimin mostraba interés por él, este siempre lo trataba de evitar pero el menor siempre terminaba por encontrarlo donde fuera que se escondiera.

Los demás chicos fueron llegando solos, como manzanas caídas del árbol o maldiciones de la vida como Yoongi a veces les decía, sobretodo cuando se metían con él.

Namjoon, Seokjin y Taehyung era los estigmatizados "delincuentes" del colegio. Adolescentes que robaban almuerzos y pegaban palizas a otros chicos por diversión y cómo era de esperar Jimin tenía una buena relación con ellos, así que por esa estúpida razón Yoongi también la compartía.

Luego estaba Hoseok alias Hope, un amigo virtual que a día de hoy aún no había conocido en persona, pero con el que compartía trabajo y algún que otro saboteo informático a empresas. Lo consideraba bastante confiable, pues después de mucho tiempo este le había demostrado lealtad y camaderio, aunque fuera a distancia. Había demostrado ser todo un hacker informático, así que Yoongi no dudo ni un momento en trabajar con él.

Y finalmente estaba Jungkook o JK, dependiendo del día y de su pereza, lo llamaba de una manera u otra, este era un chico de casi la misma edad de Jimin y cómo no, otro loco. Dejo el colegio en cuanto pudo, dedicándose al tráfico de drogas a un nivel medio, se organizaba a su manera y nadie mandaba en él, sorprendentemente le iba bien el negocio. Como buenos adolescentes ansiosos de emociones, el grupo de amigos había recurrido a JK varias veces para obtener algún tipo de droga que les hiciera pasar un buen rato, haciendo así que acabaran por entablar una cordial amistad, pero a pesar de haber compartido buenos momentos con el joven, nunca logró confiar plenamente, ¿Intuición?

Después de esa breve reflexión, Yoongi se dirigió a una pequeña cómoda que tenían en el salón y de uno de sus cajones sacó su portátil, se acomodó en el sofá y comenzó a revisar la bandeja de entrada en busca de algún nuevo correo por trabajo. Entonces un mensaje llegó a su teléfono.

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Jimin
Buenos días perezoso ¿has desayunado?
Yo estoy bien gracias 😎
Solo te escribo para decirte que iremos a ver a Namjoon esta noche. Pásame a buscar a las 8 con comida o si no 🔪

Yoongi
Deberías descansar, hoy trabajas todo el día y Namjoon puede esperar.

Jimin
Te espero a las 8
Hasta luego aburrido

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El mayor suspiro y volvió a su trabajo.

Normalmente prefería la tranquilidad de su casa, pero su compañero siempre insistía en hacerlo participar en las tan sobrevaloradas relaciones sociales, teniendo en cuenta que el 95% de las veces acababan en alguna clase de situación que requería mas actividad física de la que Yoongi creía necesaria.

¿Matar? Innecesario.

¿Robar? Innecesario.

¿Drogarse? Innecesario.

¿Amigos? Podía prescindir de ellos, menos de uno y era el que le causaba problemas, genial.

El día paso tranquilo para el chico que cerró el ordenador cansado de mirar la misma pantalla por horas, se recostó en el sofá y cerró los ojos con intención de descansar un rato.

[...]

Una vibración en el bolsillo lo sobresaltó y en cuanto miró la pantalla, todas sus alarmas sonaron, un "mierda" resonó sonoramente en su mente.

— ¿¡Dónde mierda estás Min Yoongi!? –un enfadado Jimin gritaba al otro lado del teléfono.

— Y-ya estoy llegando –dijo mientras corría hacia la habitación para cambiarse de ropa.

— ¡Huelo tu mentira desde aquí trozo de mierda!, ¡Como no llegues en diez minutos, eres hombre muerto! –colgó.

De la forma más veloz que pudo, se vistió para salir a toda prisa. Pocas veces corría, pero cuando lo hacía ponía su vida en ello, si no quería perder la suya claro. Corrió como alma que lleva el diablo por las calles, sorteando como podía a la gente a su paso, para su suerte la cafetería no estaba lejos de casa.

Llegó casi sin aliento sufriendo por no recibir el suficiente oxigeno que lo mantenía con vida y obviamente un molesto Jimin esperaba en medio de la calle, con brazos cruzados y mirada fija.

— Lo siento, iba ha descansar un poco y me he quedado dormido –dijo apoyando las manos en sus piernas, realmente había corrido muy rápido.

Jimin lo miró serio, pero al ver que este estaba teniendo problemas para recuperarse rodó los ojos y comenzó a caminar en dirección contraria.

— ¡Tengo hambre! –gritó.

Yoongi se reincorporó aún con la respiración acelerada y siguió ha su amigo con cara de enfado.

— Invitas a la cena estupido –dijo mientras le daba un golpe en el brazo.

— Está bien... –respondió resignado.

Los dos amigos se dirigieron algún sitio donde pudieran cenar un rico ramen y así calmar el enfado del más joven antes de ir a ver a Namjoon.

Criminales | La vida de Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora