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Sentí el calor fugaz de la bala pasar a escasos centímetros de mi rostro, tensando mis músculos y activando de nuevo las alarmas en mi cabeza, necesitaba ganar tiempo de algún modo. Miré a los lados buscando algo que me diera una idea, pero todo parecía estar lejos de mi alcance.

Mierda, mierda, mierda...

En ese momento recordé que había guardado el teléfono en mi bolsillo, lo había olvidado ese detalle por completo obviamente. Lo saque rápidamente para llevarlo a mi oreja.

— Jimin no sé si me estas escuchando pero estoy jodido y yo solo quería decirte... —dije casi atropellando las palabras entre ellas, mientras miraba de reojo a esos encapuchados con cara de estar perdiendo la paciencia.

— ¡Corre! Corre escaleras arriba, ESTUPIDO MIN YOONGI! —Gritó Jimin en mi oreja antes de que acabara mi discurso de despedida.

*Bum-bum*

El vuelco que sentí en mi corazón hizo que los latidos consecutivos fueran más ágiles y fuertes, haciendo llegar hasta el ultimo rincón la fuerza necesaria para conseguir mover mi cuerpo. La electricidad me envolvió en ese momento, hizo sentirme invencible, capaz incluso de dar media vuelta y pelear hasta desfallecer, pero en esa ocasión no iba a ocurrir, mi momento llegaría, estaba seguro.

Salí corriendo escaleras arriba aún sintiendo dolor por todo mi torso, esto me iba a dejar en cama un par de días mínimo, si no moría en el intento claro. El sonido de los disparos pasando aturdía mis oídos, pero no podía volver la mirada atrás. Con los pulmones asomando por mi garganta, una costilla fracturada y una herida abierta, conseguí llegar al piso de arriba.

Un segundo para coger aire y seguí mi camino hasta el único lugar que consideraba seguro en esa casa, también el único que conocía a parte del comedor que estaba ocupado por las hienas de Draco.

Entre cerrando la puerta de la habitación junto a la del baño donde me encerré. Asfixiado por mi sufrimiento, entre en la bañera sintiendo mi cuerpo desfallecer. Una presión en mi cuello me dificultaba seguir respirando para recuperarme de todo lo sucedido y no tarde en ver pequeños destellos de luz alrededor de mi vista. Entre bocanadas de aire desesperadas, trate de acomodarme de la manera menos dolorosa. Todo se estaba volviendo confuso, convirtiéndose en un caos de imágenes y sonidos que me envolvían, zarandeándome hacia el pasado lejano y el más reciente presente.

Supe que algo iba mal cuando al abrir los ojos y vi a mi madre con ese vestido andrajoso que siempre llevaba sujetando con firmeza mi garganta. Como aquella vez, solo pude sostener sus muñecas y llorar, la echaba de menos. Ella nunca pidió ser así y tampoco fue culpa de papa perder el control, el único responsable había sido yo, debí cuidar mejor de ellos.

—Mama, lo siento —dije para mis adentros, realmente quería poder acariciar su cabello largo y oscuro como el azabache.

En el límite de la realidad y la inconsciencia logré oír un fuerte estruendo sacudiendo todo a mi alrededor.

Sombras cubrieron mi visión murmurando entre ellas, atandome de pies y manos para arrastrarme algún lado.

Sentí otro golpe al caer sobre un suelo frio y metálico, oyendo una puerta cerrar después de que las sombras se marcharan, dejándome amordazado en ese sitio.

En esa oscuridad me acompañaba un rugido constante que lejos de acobardarme, me daba cierta calma.

Con mi cuerpo ya entumecido, cada vez se sentía más ligero y ajeno a mi, mis párpados eran tan pesados que había dejado de luchar por mantenerlos abierto y las voces de mi cabeza guardaban silencio expectantes de un ápice de sentimiento al que agarrarse.

Mama había vuelto a desaparecer de mi imaginación dejando un vacío que me helaba, no quiero esto, la necesito aquí conmigo, mama quédate un poco más...

Una sonrisa acompañada de dos ojos alegres se iluminaba fugazmente en mis recuerdos; risas, caricias, un cuerpo pequeño y cálido recostado a mi lado que amanecía iluminado por el sol de la mañana. Sabía que era algo importante para mi, pero no conseguía darle un nombre, un rostro.

— "Siempre estaremos juntos".

¿Jimin?


Un fuerte impacto revolcó todo a mi alrededor, haciendo crujir la estructura metálica de mi alrededor, provocando que mi cuerpo golpeará por todos lados en aquella caja en la que estaba. Tras un vaivén descontrolado, mi cabeza se sentía arder, poco tarde en sentir algo húmedo correr por mis cabellos. En el silencio tras el colisionamiento, una puerta se deslizó chirriante y una voz conocida comenzó a llamar mi nombre.

— Yoongi! —grito desesperado, — oh dios mío...

Acercándose como pudo, comenzó a tirar de mí, quise ayudarle, pero por más que lo intentaba mi cuerpo no respondía a mis ordenes.

— ¿Pero que te han hecho bro? —se lamentaba. —Hemos de salir de aquí antes de que se den cuenta.


[...]


Abrí los ojos de nuevo, agradeciendo la poca luz que había. Mi cabeza dolía como si una manada de elefantes hubiera pasado por encima de ella, pero no supe lo que era dolor hasta que la presión en mi pecho se hizo presente.

— ¡Ah! —grite llevándome la mano al pecho.

Sentía como cada vez que inhalaba un cinturón de espinas me presionaba.

— Tranquilo Yoongi, los demás están por llegar —dijo alguien a mi costado.

Mire a mi izquierda y ahí esta Hope, con un rostro horrorizado y sujetado mis manos para tratar de que no me lastimara más. Al parecer nos encontrábamos en la cabina delantera de un coche, ocultos entre arboles y vegetación, en algún lugar.

Una quemazón en mi cabeza me incomodaba notablemente, que sumado a mi dolor se estaba volviendo insoportable. Toque allá donde ardía y al volver a ver mi mano, la sangre en esta me confirmó lo obvió.

— ¿Qué esta pasando? —logré balbucear.

— Te habían secuestrado Yoongi, llevo detrás de ellos desde la ultima vez en la fabrica, pero al ver que no tenían actividad lo descuide todo y cuando me quise dar cuenta, estaban quemando los locales de tus amigos. — dijo nervioso. —Pinche sus lineas móviles y oí que te habían encontrado, salí directamente hacia la mansión, también intercepte tu llamada con ese tal Seokjin, así que espere lejos de la mansión, Yoongi yo no tengo nada para defendernos, ¡Ni se como hacerlo!

Su pecho bajaba y subía rápidamente, estaba a punto de explotar. Traté de calmarlo cogiendo su mano y dandole un leve apretón, no era capaz de decir nada más, estaba luchando por mantener una respiración lo menos dolorosa posible.

— Oí que habías escapado, pero a los pocos minutos te tenían de nuevo, también escuche que estabas inconsciente en el baño —cerró los ojos y cogio aire. — y que iba a usarte para encontrar a todos los demás y ... —me miró de nuevo, —así que salí de mi escondite y envestí el coche en el que te habían metido.

Traté de recordar lo ocurrido, perdiendo el rastro de imágenes y acontecimientos después de Namjoon y Taehyung marcharan. ¿Qué ha pasado? Algo dentro de mi se oponía a recuperar esos últimos momentos, dolía pensar en ello y yo estaba cansado, agotado de sufrir esto.

—Necesito dormir —susurré.

Sentí la caricia de Hope en mi rostro, perdiéndome una vez más en las voces de mi mente que me pedían apagar las luces por un largo tiempo.

Criminales | La vida de Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora