Capítulo 25: "Mía".

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Los forcejeos de Ally no disminuían, mantenía la misma fuerza, pero, se cansaría, en algún punto se cansaría y empezaría a disfrutar.

La tenía debajo de mi, aprisionada contra mi cuerpo.
Tenía ambas de sus muñecas sujetas en cada una de mis manos contra la cama.
Su rostro y el mío permanecían lo suficientemente cerca para sentir nuestros alientos chocar.

Allí murmuraba cosas que no entendía mientras mantenía sus ojos cerrados con fuerza y las lágrimas salían de ellos.

—Si te quedaras quieta, notarías que no quiero hacerte daño —le dije ya fastidiado.

Ally abrió los ojos y nuestras miradas conectaron tan sólo un segundo ya que ella volteó la cara mirando como le sujetaba la muñeca izquierda.

—Por favor, suéltame —sollozó.

Tenía una entrada libre a su espléndido cuello debido a que ella había volteado la cara. No dude ni un segundo en sumergirme en aquel pequeño espacio y comenzar a besarle.
Ally brincó levemente debido a mis besos y soltó un jadeo.

Entonces sólo era puro teatro el suyo, estaba disfrutándolo de verdad...

—Sólo déjate llevar preciosa, no haré nada que no vayas a disfrutar...

Ally siguió llorando, pero ahora en silencio.

Poco a poco dejó de resistirse. Su fuerza disminuía, ya estaba cansada, y eso era lo que yo estaba esperando.

Lamí detrás de su oreja y ella encogió un poco su postura. Yo la haría sentir bien, quería devolverle un poco del bien que ella me hacía con sólo verla.

Disminuí mi agarre contra sus muñecas y bajé mis brazos y los suyos para poder explorar un poco más de su cuerpo.
Ambas manos estaban a los costados de sus caderas y tuve más movilidad para bajar de su cuello a sus pechos.

—Evan... —musitó un poco erguida.

Al comenzar a bajar mis besos, su cuerpo había reaccionado de la mejor manera.
Su espalda estaba ligeramente arqueada, pues mi respiración sobre aquel lugar chocaba contra su suave piel, provocándole escalofríos. Lo estaba disfrutando, ojalá pronto lo disfrute tanto como yo.

—Nunca perdí la esperanza de hacerte mía, preciosa —le susurré contra su abdomen. —Muchas veces desee tenerte para mí, y ahora...

Pasé mi nariz rosando las curvas de su cintura. Su piel reaccionó de forma positiva y volví a subir hasta llegar a sus labios.

Sus ojos estaban cerrados nuevamente, pero su expresión se había relajado, ya no los presionaba para mantenerlos cerrados.

—Mírame —le pedí esperando encontrarme con sus ojos verdes.

Ella giró la cara y abrió los ojos. Destellaban un brillo que me encantaba, aunque ahora brillaban más porque había llorado, pero igual disfrutaba verlos. Eran hipnotizantes, toda ella era un buen truco de hipnosis.
Ally siempre, siempre me había parecido más que preciosa, era exageradamente bella.

Sus ojos verdes brillaban sin comparación. Sus labios eran rojizos naturalmente, gruesos, deseables y ahora...ahora había comprobado por mi mismo lo suaves que eran. Su piel blanquecina era tan delicada y suave...sus pecas a penas visibles esparcidas por su nariz y mejilla eran el toque perfecto en su rostro. Sus largas y claras pestañas no eran más que un camino que llevaba al abismo de sus ojos...era perfecta de pies a cabeza. Cada cabello, cada milímetro, cada parte de ella ahora era...

Mía.

Mía.

Mía...

De nuevo la besé y ella ya no se oponía, al fin lo había logrado, ¿ella se estaba dando cuenta al fin de cuánto la he esperado?

Evan...Styles. (Segunda parte de "Esposo posesivo")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora