Capítulo 13.

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Treinta y cuatro, treinta y cinco, treinta y seis...

-¡Ya para! -gritó Ally. -¡Deja de mirarme! -volvió a gritar ahogando su llanto.

No podía apartar la vista de ella, tenía que ver cada movimiento, que no intentara nada que arruinara mis planes.

-No voy a hacerte nada, preciosa -le respondí sin más.

Ella se sentó en el borde de su cama y comenzó a llorar más.
Me maldije por dentro, no podía llevarla así, teníamos que estar en dónde nos había citado el oficial Hank en menos de veinte minutos.

Me aproximé hacia ella y traté de consolarla. Ella no se movió, dejó que la tocara, ya no se resistía a mi tacto, pero aún le costaba confiar un poco más en mi, pronto me ganaría su confianza nuevamente y le haría entender que todo esto es por nuestro bien, por nuestra pequeña familia.

-Déjame verla... -sollozó y alzó la mirada.

Iba a negarme, pero, eso podía darme un punto a mi favor, le diría que sí, que la llevaría a ver a mamá, pero sólo sería una pequeña mentira para distraerla y manipularla.

-Está bien -sorbió su nariz y me miró incrédula. -Prometo llevarte, pero debes hacer todo lo que te diga -me puse de rodillas para estar a su altura.

Su respiración chocaba con la mía de lo cerca que estábamos el uno del otro. Podía ver más de cerca sus ojos rojos e hinchados de tanto llorar, pero igual seguía pareciédndome la chica más hermosa del mundo. Era bella a sobremanera, y sin importar la tristeza que reflejaba en su mirada, en verdad me parecía preciosa.

-Haré lo que sea -alejó un poco su cara.

Inmediatamente la tomé por las mejillas e hice que su frente estuviera pegada a la mía. No opuso resistencia, pero ví incomodidad en sus ojos.

-Primero, deja de llorar -susurré sin moverme. Retiré sus lágrimas con mis pulgares. -Segundo, no hablarás al menos que te pregunten algo o yo te lo indique -me acerqué más a sus labios. -Tercero, no te vas a alejar de mi en ningún momento -ella asintió.

-Te obedeceré -musitó, su voz a penas y fue audible.

Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. Escucharla decir eso había sido maravilloso, ella haría todo, todo por mí.

"Mía, mía, mía..."

Ella era toda mía.

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Le desabroché el cinturón y la miré detenidamente, ella curvó sus labios en una sonrisa nerviosa como respuesta.

-Ya sabes qué hacer preciosa -ella asintió, sería mi muñeca obediente.

Me empezó a doler la cabeza en cuanto me bajé del auto y en seguida saqué una pastilla que había guardado en el bolsillo de mi camisa y me la tragué rápidamente. Le abrí la puerta a Ally y ella salió y me tomó de la mano.

-Buenos días jóvenes -nos saludó el oficial Hank.

No pude evitar toser un poco debido a que no tomé agua para pasarme la pastilla.

-¿Estás bien? -preguntó Ally en un tono dulce.

Asentí.

-Vamos dentro, hay botellas de agua -dijo el oficial Hank y eso hicimos.

En cuanto entramos nos indicó el lugar en dónde esperaríamos y me entregó una botella de agua, lo cual agradecía internamente.

Evan...Styles. (Segunda parte de "Esposo posesivo")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora