Sin duda alguna soy una pésima acosadora, pero que «acosar» en secreto al chico que me gusta sea más difícil que mi tarea de matemáticas, en serio tengo serios problemas.
¿Por qué era tan cerrado? Así se me hacía imposible conocerlo, ya fue suficiente con su indiferencia como para soportar estar enamorada de un «extraño relativo». Yo conocía todo lo básico, como lo que le damos a conocer a los demás, lo principal, la mayoría, tal vez, pero no lo suficiente para mí, a como una persona me conoce realmente, desconocía cuántas personas lo conocían de verdad a él, y yo deseaba ser una de esas personas.
No me importaba si lo que descubriría era bueno o malo, aburrido o interesante, mi corazón se enamoró de su alma, y a veces cuando se está enamorada, una parte del cerebro llamada «razón» se apaga en algún momento conciso, antes de abrir los ojos a su triste realidad, aunque tampoco hay que dejarse llevar del todo, por lo menos se debe ser buenos observadores, yo aprendí a serlo con él.
Flechada desde los trece, bueno, hay que ser sinceros, desde que lo conocí y en todo ese tiempo me bastó para saber que NO fue un capricho—muy claro lo tenía—, el amor que sentía por él—por más que me doliera admitirlo—era verdadero. ¿Me estuve engañando a mí misma? Pero... ¿Por qué? Era capaz de hacerlo en otras cosas, sin embargo, cuando se trata de amor nunca lo hice, ya que con el amor no se juega, y el estar enamorada de una única persona en toda tu existencia lo confirmaba, y por todo eso siempre pensaba que era estúpida.
¿Por qué seguí enamorada de él? Bueno, la respuesta a eso: lo intenté y no había llegado alguien al quién pudiera entregarle los restos de mi corazón roto. Roto en mil pedazos, una y otra vez, a pesar que seguía en pie, no tenía idea del cómo le hacía para no derrumbarme y caer frente a todos.
Estar enamorada se considera de lo más lindo, pero no lo es cuando tienes el corazón rebanado en mil trocitos, ¿Por qué nos enamoramos de un amor no correspondido? Por lástima propia no tenía respuesta verificada científicamente a esa pregunta, lo único que podía decir era que los humanos siempre deseamos lo inalcanzable, hasta obsesionarse con eso, nos atrae lo difícil para encontrarle una fácil solución, pero las cosas no son siempre de ese modo y allí aparece el sentimiento de dolor, tristeza, por un amor imposible.
¿Verlo todos los días era lo más doloroso y por eso no fui capaz de olvidarle? No, lo más doloroso era su indiferencia, además de que no me dejaba intentarlo. No me daba una oportunidad. Jamás lo hizo.
Malditos audífonos.
—¡Hey!, nena, ¿Me estás prestando atención? —preguntó Danny Borah, sacándome de mis pensamientos y haciendo que apartara mi vista del chico con audífonos, aún mientras comía los tenía puesto, nunca se los quitaba.
—Lo siento, ¿Qué decías? —respondí viéndolo a sus ojos azules con una falsa sonrisa. Tan sencillo se me había vuelto fingir, como si fuera parte de mí y no pudiera controlarlo al antojo.
—Es tu hora de actuar como distraída, Mads —comentó Andrea Williams, mi «mejor amiga» sentada enfrente a nosotros, viéndome con sus ojos café claro, muy hermosos.
—¿Adónde quedaste viendo? —preguntó Verónica Stewart, mi otra «mejor amiga», con una mirada curiosa reflejada en sus ojos café oscuro.
—Ridículo, ¿Qué tiene que por una vez en su vida no le ponga atención a Dan? —intervino Alex Winter, capitán del equipo de fútbol y mejor amigo de Danny, con diversión en sus ojos azules.
—Todo lo hacen grande. —Se quejó mi hermano Scott, teníamos el mismo color de ojos, verde pistacho, y poseíamos el mismo tono de cabello: Castaño oscuro, el parecido era inmenso al ser mellizos, pero lógico que en versión mujer y hombre, él era más alto que yo, y eso que yo era muy alta.
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El chico de los audífonos. [Borrador].
Novela JuvenilNunca se quitó esos malditos audífonos. Ni cuando por primera vez en toda mi vida, me atreví a hablarle, los tenía puesto y me ignoró. Nadie antes lo había hecho. Siendo algo irónico, ÉL es el marginado, y únicamente a MÍ me ignora. Como si...