Capítulo 45: El chico de los audífonos.
7 años después.
***
Después de una siesta en la tarde, Maddie Adkins había despertado con la cabeza en blanco. Sin recuerdos ni noción del tiempo.
Y no se habría despertado en ese momento si no fuera por el sonido de una canción, originaria de un teléfono que reposaba en la mesa de noche al lado de la cama.
Se frotó los ojos con los dedos y quedó viendo a su entorno, estaba en una habitación, ¿Su habitación? No podía saberlo, pero el lugar era grande y lujoso como para que hubieran hasta muebles que normalmente se usarían en la sala, solo que en colores blancos y negros con estilo moderno, una enorme ventana que daba la vista a la ciudad desde su cama, que era grande y con un cabezal con decorados dorados, todo elegante y costoso, como si siempre hubiera vivido con lujos, se levantó de la cama y vio la gran pantalla plana a un lado apagada, una laptop descansaba en un escritorio moderno que combinaba con las paredes finamente pintadas, revisó el baño y era de lujo, en él había un gran espejo donde vio su aspecto y no se reconoció.
Podía admitir que era guapa, cabello castaño oscuro un tanto enredado con puntas de un rosa pálido, ojos verdes del tono pistacho, unos labios gruesos y piel delicada, era tan pálida como un papel y su figura era casi perfecta, con las proporciones adecuadas en cada lugar.
¿Quién era esa chica del espejo? ¿Tan bonita y delicada? ¿Quién era?, después, las preguntas fueron llenando su cerebro, todas sin respuesta. ¿Qué hago aquí? ¿Cómo me llamo? ¿Dónde estoy? ¿Por qué no recuerdo nada por más lo intente?Un dolor intenso le llegó a su cabeza al intentar recordar algo, cualquier cosa. No pudo, se sentía como si su cerebro estuviera en blanco...
Otra vez aquel sonido, ¿Una canción? No fue capaz de reconocerla, pero poseía buen ritmo, dejó de verse en el espejo y se fue de regreso a su cama, vio que el celular decía "Llamada entrante de... Mi amor". ¿Mi amor? ¿Quién era "Mi amor"? Quizás así descubriría algo, por lo que tomó el teléfono y respondió a la llamada.
—¿Ya despertaste, dormilona? No sabes lo mucho que te extraño, chica sandía, y lo estresado que he pasado en este seminario de arquitectos, ha sido interesante y todo, pero ¿Ya dije que me hace falta mi chica hermosa? Por cierto, me dijiste que te recordara a primera hora de tu almuerzo con los inversionistas —dijo quién fuera que la estuviera llamando, la voz de un chico, un poco profunda y armónica, le gustó esa voz, no era tan grave ni aguda, un tono ideal que sintió familiar, pero no sabía de adónde, joder, ¡No sabía absolutamente nada!
¿Chica sandía? ¿Ella se llamaba así? Bien pudo pensar en que "sandía" era una fruta, verde por fuera y roja y dulce por dentro. ¿Por qué tenía el nombre de una fruta? ¿Sus padres estaban locos? ¿¡Tenía padres!? ¿Cómo podría saber el significado de la palabra padre pero no como se llamaba?
—¿Quién habla? ¿Quién eres? ¿Quién soy yo? ¿Hola? —respondió ella aterrada e impotente, después notó una puerta blanca al lado de la del baño, entró y solo halló un armario casi vacío, a excepción de un par de maletas y cinco trajes ejecutivos finos en sus respectivas perchas colgando.
—¿Mad? ¿Qué pasa, cariño? Oh... ¿Es una broma, cierto? Sigues siendo buena actriz mi amor—replicó la persona en la llamada. Bien, ya sabía que se llamaba Mad y que era una buena actriz.
—En serio... No recuerdo nada sobre quién soy, ni sé quién eres, ¿Quién sos? —cuestionó Mad, puso la llamada en alta voz y se dispuso a revisar el teléfono, pero no pudo entrar debido a la contraseña que este poseía, antes que el chico pudiera responder ella agregó: —¿Sabes cuál es mi contraseña del celular?
—Dios... No creí que esto fuera a pasar si estabas tomando tus pastillas... Maddie, no te muevas del hotel, ¿de acuerdo? Ya voy para allá, por favor, confía en mí, y no te muevas, preciosa, ¿Por favor? Sí... —Y colgó, sin dejar que ella pudiera responder algo. Dudosa, fue a revisar las maletas en búsqueda de su identidad. En búsqueda de respuestas sobre su vida y qué rayos hacía en ese lugar, ¿Quiénes eran esos inversionistas? ¿Ya trabaja?
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El chico de los audífonos. [Borrador].
Dla nastolatkówNunca se quitó esos malditos audífonos. Ni cuando por primera vez en toda mi vida, me atreví a hablarle, los tenía puesto y me ignoró. Nadie antes lo había hecho. Siendo algo irónico, ÉL es el marginado, y únicamente a MÍ me ignora. Como si...