Capítulo 39: ¿Ella se fue?
Chad.
Me quedé viendo la pared blanca de la sala de espera del hospital, en el centro tenía una pintura regular de un artista que no reconocí, una pintura triste y aburrida que no despertaba ningún sentimiento en mí. O era que estaba demasiado desesperado, demasiado preocupado, con la impotencia arrollándome por completo y mi mente maquinando palabras de aliento, de esperanza, como para percatar lo que el artista quiso transmitir con colores tan lúgubres y una escena confusa. Aunque en un momento me pregunté porque diablos esa pintura estaba en un hospital, simplemente no encajaba, mucho menos para la sala de espera del área de emergencias.
—¿Padres de Maddison Adkins? —preguntó un doctor entrando a la sala con varios asientos entre negros y blancos, ocupados en su mayoría.
Sentí como mi corazón dio un vuelco ante la mención de ella.
Todos en la sala nos levantamos, la ansiedad y la preocupación fueron los sentimientos que rondaron por el ambiente, los padres de Maddie se acercaron al doctor; ellos no habían tardado en llegar cuando los llamé, o cuando la directora de la escuela se comunicó con ellos para avisarle que su hija se encontraba en el hospital en un estado de gravedad según los paramédicos que se la llevaron. Quise acompañarla en la ambulancia, pero una maldita profesora me detuvo y me mandó de regreso a clases junto a las demás personas que se habían detenido a observar la escena.
Por supuesto que no obedecí y me fui directo al hospital con Dylan, hechos un manojo de nervios enloquecidos.
—¿Cómo está mi hija? —preguntó con impaciencia el señor Adkins, desesperación reflejada en sus finas facciones.
—Dígame que a mi niña no le pasó nada grave, por favor—sollozó Agatha, la señora Adkins.
—Según los resultados de las tomografías, su hija presenta una grave conmoción cerebral, lo que explica su estado de inconciencia actual. Pero en palabras sencillas, es cuestión de paciencia para que despierte y que su cerebro se desinflame—explicó el doctor acomodándose sus anteojos—. Y según las radiografías por suerte no tiene ningún hueso roto, aunque tiene muchos magullones y tiene una fractura leve en el puente nasal, nariz, nada grave, fue traslada a una habitación en cuidados generales, pueden ir a verla si gustan.
—¿No se va a morir o algo así? —preguntó Scott Adkins con los brazos cruzados, al lado de sus padres. Me pareció curioso verlo demostrar gran preocupación por su hermana, después de haberle dado la espalda por una reverenda estupidez (la cuestión de mantener su popularidad) o tratado tan indiferente.
Ella estará bien, ella es fuerte, todo estará bien...
—No, quizás despierte más tarde o dentro de un par de días, todo depende de su reacción al tratamiento que le estamos dando y de lo ya dicho—respondió el doctor.
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El chico de los audífonos. [Borrador].
Genç KurguNunca se quitó esos malditos audífonos. Ni cuando por primera vez en toda mi vida, me atreví a hablarle, los tenía puesto y me ignoró. Nadie antes lo había hecho. Siendo algo irónico, ÉL es el marginado, y únicamente a MÍ me ignora. Como si...