Capítulo 8: Galletas con relleno de dulce hipocresía.
Después de ponerme en plan de llorona y bañarme, decidí dormir y tanto fue mi cansancio que hasta las cinco de la tarde me atreví a despertar y eso que fue para ir a cenar.
— Lynn, querida, ¿Qué pasó con Danny? —preguntó mi mamá mientras comíamos el postre, el uso de mi segundo nombre era clara señal de su molestia, y en la sola mención de ese estúpido mi apetito desapareció, volví a ver a Scott, pero antes que yo pudiera responder mamá agregó: —Y no fue Scott quién me dijo si pensabas que así me enteré.
— ¿Quién entonces?
— Ellen, ¿Quién más? Me mandó un mensaje en la mañana avisándome que Dan llegó borracho y desolado porqué terminaste con él—explicó mi madre tomando de su vino.
Papá nos quedó viendo con una sonrisa de lado y comentó: —Esa es mi niña.
— ¡Xander!—le regañó mi madre levemente.
— Ese chico nunca me agradó y sabía que terminaría rompiéndole el corazón a mi nena—se justificó papá terminando su postre y revolviéndole el cabello a Jamie, al cual tenía al lado. — ¿O no, campeón? ¿Verdad qué te lo comenté una vez?
— ¡Papá! Gracias eh.
— Lo dijo apenas lo presentaste, pero eh, que su hermana es distinta a él, espero que a todos les conste—comentó mi hermanito.
— Vos lo decís porque estás enamorado de Hanna—debatió Scott rodando los ojos mientras revisaba a escondidas su teléfono.
— ¡Mentiras! Es mi mejor amiga, no puedo estarlo—se defendió el calumniado.
— Mira a Maddie y Dylan, una vez fueron novios y se conocen de toda la vida—me puso de ejemplo y me sonrojé un poco.
— Ya, supérenlo de una vez—murmuré molesta.
— Dylan sí me agrada, es un buen chico, además de excelente pretendiente—confesó papá. "¿Por qué no superan el pasado? Al fin de cuentas fue mi culpa por estar enamorada de alguien que no sentía lo mismo y ni se fijaría en mí", pensé revolviendo los trozos de pastel de naranja, el favorito de mamá.
— Jamás entendí por qué se separaron—dijo Jamie con comida en la boca.
— Es que está traumada con el vecinito de al lado—se burló Scott volviéndome a ver con una mirada retadora. Si me buscas, me encuentras...
— Y vos con la zorra con la que me engañó Danny—solté furiosa, pero no me di cuenta de mis palabras hasta que me vio con tristeza y decepción.
— Ya no más—se limitó a decir levantándose de su silla para irse del lugar. Mamá me vio con una expresión de horror, papá dejo a medio camino la cuchara, Jamie se atragantó con la comida, y con una expresión de asombro me dijo: — Wow, ¿Dan hizo qué?
— ¡¿Danny Borah te engañó con Mia Gedemer?! —Mamá parecía que le iba a dar un infarto.
Antes había decido optar por el silencio a la razón de nuestro rompimiento para no sentirme peor de lo que lo hacía, pero como se me salió no me quedó otra alternativa. —No, con Mia no, si no con la hija de los Raewen.
— ¿Esos quiénes son? —preguntó mi hermano Jamie chupándose los dedos.
— Su papá es gerente de una de las empresas en las que tengo acciones, si no mal recuerdo, y un día vi a su niña, Dios, ¿cómo te pudo engañar Dan con tan poca cosa? Y por favor, ¿Scott enamorado de esa? Cariño, debe haber algún error porque tiene a una espléndida novia como para andar buscando a alguien más —crítico mamá frunciendo los labios. Pueda que sea amable, pero cuando le tocabas a su familia era alguien muy diferente.
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El chico de los audífonos. [Borrador].
Ficção AdolescenteNunca se quitó esos malditos audífonos. Ni cuando por primera vez en toda mi vida, me atreví a hablarle, los tenía puesto y me ignoró. Nadie antes lo había hecho. Siendo algo irónico, ÉL es el marginado, y únicamente a MÍ me ignora. Como si...