Un encuentro inesperado

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—Comenzarás a trabajar en la cafetería del señor Orantes, así podrás costearte tus gastos. No puedo mantener a Anastasia como siempre lo he hecho, si tú estás aquí.

—Si tía —respondió mientras miraba su plato repleto arroz, fue inevitable no darse cuenta que Anastasia y su tutora a parte de eso, tenían carne y ensalada. Agradeció que al menos la tomaran en cuenta para la cena, se llevó el cubierto a la boca e intento no mirar a su prima que sonreía con malicia.

Elisa la esperaba en la entrada del edificio para caminar juntas por los pasillos, sonrió cuando la vio aparecer en las rejas, una sensación de desconfianza la invadió cuando notó que Henry estaba junto a ella. ¿Qué hacían juntos?, Pensó.

Le disgustó la idea de verlos a ambos conversando, lo mejor sería hablar con Mariam para ponerla al tanto de los sucesos que habían cambiado tras su ausencia.

—¿Qué hablabas con Henry? —preguntó intentando sonar casual.

Mariam dejó su cuaderno en el escritorio y la observó con el ceño fruncido, al darse cuenta del tono molesto que había utilizado.

—Hablar, es decir... ayer me acompañó a mi casa y me ha dicho que podemos ser amigos —respondió.

¿Amigos? Pensó Elisa, ¡después de lo sucedido Henry quería ser su amigo!, se sintió mal por sentirse molesta con Mariam, después de todo era su mejor amiga, pero Henry era su novio y no quería que nadie se interpusiera entre los dos.

—Henry es mi novio desde hace dos meses. —Soltó con prisa para que se enterara de una buena vez.

Mariam experimentó una sensación extraña, no porque sintiera algo por Henry, sino porque su mejor amiga se había hecho novia de su ex novio y no creía que algo así pudiera pasar.

—¿Novios? —preguntó dudosa.

—Si... verás, él la pasó realmente mal cuando te fuiste, ambos la pasamos mal, tanto que pasamos mucho tiempo juntos, tiempo que logró cambiar nuestros sentimientos. Espero no te moleste, pero... nunca lo quisiste de verdad, así que no creí que hubiera un problema.

—No me molesta —añadió con seriedad — simplemente me ha sorprendido, eso es todo. Pero me alegra que alguien tan bueno como él, esté con alguien tan buena como tú —respondió con voz segura.

Elisa sonrió de oreja a oreja al escucharle, estaba agradecida por su respuesta, sin embargo debía de poner límites para no arrepentirse más adelante. —Mariam, sabes que te amo, pero no me gusta verlos juntos, es extraño que los dos siendo... bueno siendo ex novios quieran ser amigos. Me incomoda un poco ¿sabes?

—Nunca haría nada en contra tuya, espero no lo dudes. Referente a Henry, es su decisión el ser mi amigo, mejor háblalo con él. —Mariam no quería admitirlo, pero se había sentido un poco decepcionada al notar la desconfianza de su amiga, después de todo si ambas eran tan cercanas, cómo podría alejarse de Henry, si al estar con ella prácticamente tendría que estar con él.

—Lo siento... —comentó Elisa avergonzada al notar la expresión triste de su amiga, se había dado cuenta de lo tonto que habían sonado sus palabras, nadie podría interferir entre ambas, ni siquiera su novio—. ¡Tu eres mi mejor amiga!, tú puedes ser amiga de quien quieras, porque yo confío en ti.

—De todo corazón me alegro por ti, me alegro por los dos —admitió Mariam con una sonrisa, después de todo sabía que los dos se merecían.

De pie frente al restaurante observaba a través del cristal, el lugar parecía pequeño desde afuera, pero lograba ver mesa tras mesa así que había bastante capacidad para clientes, abrió la puerta de orillas metalizadas y una pequeña campana anunció su entrada. El sitio era agradable con el piso de azulejos blancos y las paredes en color gris.

UNA NUEVA OPORTUNIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora