Capítulo 26/?

456 46 12
                                    

Me levanté de la cama y me serví una taza de café con leche. Caminé hasta el librero y saqué de la orilla izquierda el sobre amarillo que abarcaba el último espacio entre todas las hileras de libros. Regresé hasta la mesa y lo dejé ahí, indeciso de mi siguiente acción.

Me le quedé mirando por un rato.

¿Qué tanto daño podría causarme mirar su rostro en aquellas fotografías?

Sabía que desde que se las mostré a Hyunjin, no las había vuelto a sacar porque cada vez que me acordaba siquiera de Chan, el corazón latía con dolor; pero, pensarlo lejos me hacía tener la necesidad de sentirlo cerca, aunque sea en fotografías.

Rocé con las yemas de mis dedos el borde del sobre y vacilé con el cordón rojo que lo mantenía cerrado. Quería verlo... Pero el timbre sonó. Alguien llamaba a mi puerta, de seguro era Hyunjin.

Tomé el sobre y lo puse sobre una silla, y luego agarré una frazada gris y me envolví con ella.

Me apenaba un poco que la gente me viera en pijama, pero entonces me acordé de Christopher: aquella vez que había llegado al departamento de Changbin y me había visto con la misma pijama que ahora traía puesta; ignoré la punzada de dolor en el corazón y corrí escaleras abajo para abrir la puerta.

—Hyunjin, hola —dije al verlo.

—Veo que estás a salvo, ¿no chocaste anoche? —bromeó, mirando su camioneta. Me reí.

—Pasa.

Abrí más la puerta y lo deje entrar. Fue detrás de mí en las escaleras hasta que llegamos a mi habitación.

—¿Te acabas de despertar? —preguntó.

—Quién sabe.

Se rio y luego miró el sobre amarillo sobre la silla, en su mirada había un destello enigmático. La misma mirada que había puesto la primera vez que le mostré el contenido de aquel sobre.

—Jinnie, ¿gustas café con leche?

—¿Eh? —me miró— Sí, claro.

Me sonrió.

—Sírvete, mientras voy a cambiarme —dije, ignorando esas miradas misteriosas de Hyunjin. Seguro sólo se acordó de lo que había en él, nada más.

Me fui a mi habitación y me vestí casual, a fin de cuentas no importaba mucho la ropa que usáramos, todo iba oculto debajo de algún abrigo que el frío invernal nos obligaba a usar.

Salí y vi a Hyunjin sentado en la mesa, tomando su taza de café.

—¿Listo? —me preguntó, poniendo la taza al lado del sobre amarillo, encima de la mesa.

—Listo.

Le sonreí y me dirigí hasta él, tomé el sobre... ¿Qué no lo había dejado sobre una silla? D:

Suspiré, a lo mejor ya me estaba volviendo loco. Coloqué el sobre en su sitio de antes, hasta el final de todos los libros que nunca abría y luego me giré hacia Hyunjin.

—Vámonos.

Le sonreí de nuevo.

[...]

Fuimos hasta un nuevo laboratorio de fotografías que Hyunjin había descubierto hace un par de días. Estaba cerca de mi casa, por lo que no tardamos mucho en llegar. Cuando revelamos todas nuestras fotografías, apartamos las mejor y luego, rumbo a la agencia de publicidad en donde se encontraba aquella persona de la revista, nos dirigimos.

—¿Ya estás mejor? —me preguntó Hyunjin, dejando de lado las bromas infantiles con las que íbamos divirtiéndonos todo el camino.

Suspiré. Él tampoco había olvidado lo sucedido ayer.

Manuel de l'interdit [Banginho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora