Capítulo 8/?

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No llevaba la cuenta de los días en un calendario, pero ya eran más de dos semanas las que habían pasado desde que yo había llegado a París, y con ello, la amistad crecía por varios caminos.

Jeongin se había vuelto una persona muy comprensible y amable conmigo, incluso, cuando lo invité a salir yo, se mostró emocionado y dispuesto; ahora nos veíamos cada vez que queríamos tomar un café, o sino, simplemente nos poníamos a platicar en el pasillo antes de entrar a nuestros respectivos departamentos. Había descubierto además, que tenía espíritu de poeta.

Con Felix era distinto, había muchísima confianza, debido a que yo era la única persona que había descubierto su secreto, y ahora, contarnos cosas era parte de una plática casual entre ambos. Era bastante atento y siempre me preguntaba por Changbin. Cuando salíamos a pasear, nunca nos faltaba de qué hablar y al final del día, terminábamos contándonos pequeños secretos.

Jisung era otra de las personas con que las que había logrado entablar una bellísima amistad en menos de una semana. Su simplicidad y simpatía habían sido fundamentales para ello. Era muy animado y siempre, me contara lo que me contara, me sacaba una sonrisa. Además de que yo tomé por costumbre ir al negocio de su familia a revelar mis fotografías.

Y por último estaba Christopher; ese wey era un caso distinto a todos: él se había vuelto un gran amigo para mí. El tiempo que compartíamos juntos era mucho más grande que el de cualquier otro, debido a que cada noche, a las 7 tocaba le timbre y pasábamos una hora riendo, hablando y a veces jugábamos con la baraja de cartas que Changbin conservaba de su padre.

Sí, la amistad entre él y yo crecía cada vez más, pero junto a ello, también crecía una extraña emoción cuando lo veía, una extraña sensación cálida en mi estómago y un entusiasmo palpable al oír el timbre sonar cada noche. Aunque sólo hasta que llegaba Changbin, porque luego, la fierecilla se apoderaba de mí y podía sentirla en mi fuero interno perfectamente disgustada; ella quería más tiempo con Christopher.

Todo aquello me comenzó a dar cierto temor, estaba experimentando sensaciones bastante extrañas, o al menos las denominaba así por que no tenían que pertenecerle al novio de mi mejor amigo.

[...]

Miré el reloj en forma de gato que pendía de la pared cercana a la cocina, eran las 04:32 pm.

Tomé mi morral y me dirigí al estudio de fotografía de los Roux, para que Jisung me ayudara con las fotos, como siempre.

Al salir me encontré con Jeongin, quien al instante me regaló una bonita sonrisa.

—¿Vas a algún lado? —me preguntó.

—Sip, al laboratorio de fotografía, ¿quieres ir?

—Oh, claro, me encantaría.

Así, salimos hasta allá.

Jeongin era muy inteligente, y la verdad, era bastante lindo también. Changbin me había mencionado varias veces que yo le atraía a Jeongin; sin embargo, era como si mis ojos hayan quedado cegados por un meteoro y ya no pudieran ver las estrellas.

Y en este caso, Christopher sería el meteoro y Jeongin la estrella.

[...]

Cuando llegamos, Jisung tardó en salir; estaba peleando con la máquina de impresión, de nuevo.

—¡Espera sólo un momento, Minho! —gritaba desde atrás, mientras que yo no dejaba de reír.

Pobre de él, esa máquina siempre le sacaba canas verdes.

Jeongin permaneció tranquilo, observando las cosas en el local, hasta que Jisung apareció finalmente detrás del mostrador.

Manuel de l'interdit [Banginho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora