1. Cuando sale el sol

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Tres semanas después

Las aves cantan y el viento es suave, en el cielo se ve la aurora inundar el cielo. El aire trae un aroma de comida callejera y musica lejana, tambores y cantos. Esta amaneciendo como cualquier día en ese lugar... pero esa calma es interrumpida por las alarmas de un banco Tailandés.

Zulema sale a paso firme, tranquilo pero a la vez rapido y sube a su auto gris lanzándo las gafas oscuras y la peluca rubia sobre los asientos ahora de prisa y con una sonrisa que oculta sus ganas de asesinar a Hierro quién por accidente activo la alarma del pequeño banco que saqueaban temprano cuando no hay trabajadores ni personas a quienes arriesgar. Las camaras estaban desactivadas pero aun asi era riesgoso.
¿Qué como entraron?
No se puede subestimar a Zulema Zahir. Esta de mas preguntar el por qué.

Hierro se quita el pasamontañas ya en el coche despues de echar las dos bolsas con dinero en los asientos de atras.

—Pero tu eres gilipollas?!
Dijo Zulema sin borrar esa sonrisa con la que ocultaba su enojo, piso el acelerador a tope para perderse cuanto antes. Para no levantar sospechas y que despues la policia de aquel país ahora los buscara también.

—No sabia que ese dinero tenia truco!!

Le respondio el carcelero mirando de vez en cuando por el retrovisor para confirmar que nadie los habia seguido

—Que te lo dije yo! Hierro!
dio una palmada en el volante y luego doblo la esquina y volvio a repetir las mismas palabras que le dijo dentro del banco
—"No toques esa repisa que hay una placa a presión"

le miro a los ojos un segundo
—Pero como siempre... quieres hacer las cosas a tu manera. Claro... tenias que ser de aries.
volvio su vista a la calle y se alzo de hombros

—Si, pues siempre que hacemos las cosas a mi manera salen mucho mejor!

Zulema solto una carcajada y volvio a acelerar cuando vio el semaforo marcarle el rojo. No pensaba respetar esta vez las señales — Eres idiota. Y es la ultima vez que seguimos tus planes

—Y por qué vamos a seguir los tuyos ahora?

—Porque lo digo yo y punto.

—Vale fue culpa mia esta vez...
Se recargo en el asiento y la miro de reojo
—Pero debes admitir que mis ideas son muy buenas

—Claro por eso en el primer asalto casi te rompes las piernas por saltar esa ventana que te dije que no saltaras...

Rodo los ojos y sonrio burlandose al recordar la situación

Hierro solo sonrio alzandose  de hombros mientras negaba despacio. Admiraba esa capacidad de Zulema de llevarse la razón la mayoria de las veces. Se acerco rapido y le robo un beso justo cuando ella freno el auto frente a un bar ya muy alejado del centro de la ciudad.

—No es muy temprano para beber señorita Zahir?
Se quito el cinturón de seguridad para seguirla pero ella solo le hizo una señal para que se quedara en el coche.

Zulema sonrio leve pero no le respondio. Ella no pensaba beber, de hecho había parado justo en ese sitio de mala muerte por algo distinto.
Saco algunos fajos de esos billetes recien robados y se puso la gorra de la campera de estampado militar que cubria gran parte de su rostro.

Hierro miro con deteniemiento sus movimientos. Zulema camino hacia el pequeño callejon junto al bar. Donde unos niños pequeños vivían en condiciones deplorables...

—Comprense algo bonito vale?
Ella mostro una sonrisa luego de ver sus caritas llenas de emoción.

Tal vez robar no era lo más correcto pero en mente siempre tuvo lo que Hanbal aguna vez le dijo "robar a los ricos para darle a los pobres" y aunque no habia puesto en practica eso a lo largo de su vida... en el poco tiempo de conocer a Hierro lo arraigó a sus costumbres aun más.
Volvio al auto y se sento. Luego exhalo recargando su cabeza en el cabezal hasta que sintio la mirada de Hierro.

—¿Que?

él sonreía como tonto —Les diste dinero cuando llegamos aquí hace unas semanas

—Ya... y?
se sonrojo un poco, pero para evitar que él la mirara se cubrio con un hiyab que traia en la guantera.

—Nada, solo que... me sorprende conocer ese lado mas humanitario en ti... es lindo

—Ya cierra la boca
le lanzo el hiyab mientras sonreía y puso en marcha el auto otra vez

. . .

Era el segundo banco que saqueban en esas semanas viviendo en Tailandia. Tal vez eran totalmente ajenos al idioma, la comida y las costumbres pero estar alejados de cualquier peligro y en un nuevo entorno a Zulema le habia devuelto la libertad en todo su esplendor.
Para Hierro era un poco dferente ... él no sabia hablar algún idioma que conocieran allí y le costaba trabajo socializar o entablar conversaciones a la hora de comprar alimentos para llevar a casa pero hacia lo posible cuando Zulema no podia acompañarlo y hablar árabe que era mas conocido que el inglés en ese pequeño sitio rural...

Alguno de esos días mientras salía el sol y el mercado ya estaba asentado en las calles que le recordaban a Marruecos, él salia temprano a comprar el desayuno para asi dejar dormir a Zulema... últimamente la noche no la usaban para descansar...

Luego de realizar todas las compras, ya con las manos ocupadas por bolsas y uno que otro empaque de papel, Hierro se dirigía a un pequeño puesto de flores, habia tenido hasta suerte en que hubiera un puesto similar al de Marruecos. Se habia vuelto muy cursi pero Zulema estaba aprendiendo a no herirlo con frases como "Y estas flores... es muy tonto" "Para que las quiero? Se marchitan" "Voy a poner una floreria aqui?".
Si, se lo dijo un par de veces en esas semanas pero luego de ver su cara... no volvió a decirlo más. Se guardaba los comentarios porque pensó que es mejor que le lleve flores ahora que las puede oler y mirar, que cuando se encuentre tres metros bajo tierra.
Muy caótica su mente.

La mujer ya conocia a Hierro de vista despues de casi cinco veces en esa semana que él compraba algun ramo.

Él señalo unas orquídeas y la chica se las dio con una sonrisa. Pago y camino de regreso a casa. Hierro tenia muy claro que Zulema no estaba acostumbrada a esos regalos y que le parecia algo inecesario y tonto pero aún así él lo hacía como una forma de paz... después de ese par de peleas que habia tenido durante los pocos dias viviendo juntos. No eran esas peleas típicas de una pareja cliché... gracias a sus personalidades diferentes y caracteres similares habia discusiones de todo tipo; algunas porqué Hierro dejaba encendida alguna luz de la casa innecesariamente o porque Zulema olvidaba alguna manzana mordida en  la cocina.

En un comienzo no fue facil para ambos convivir juntos pero aun así después de todo lograban amarse un poco más, cada vez que salia el sol.

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