5 meses después.
El llanto agudo de un bebé inundo la habitación y en ese instante Zulema se olvidó de absolutamente todo.
De su pasado, de todas las cosas malas que habían ocurrido antes, de los años que pasó en la cárcel, del dolor. Incluso se planteo hacer algún voto de rendición ante alguna divinidad donde juraría jamás volver cometer algo ilegal por mas mínimo que esto fuese... pero se arrepintió enseguida negando para si misma, no podía jurar y romper el voto a los pocos segundos, cierto?
Lo llevaba en la sangre, no iba a poder vivir sin adrenalina y lo tenia claro.Todos los quejidos, el llanto y gritos al pujar hasta casi desgarrarse las cuerdas vocales, le habían valido la pena cuando le entregaron en brazos a su bebé.
Una sonrisa le iluminó en el rostro donde aun su frente seguía aperlada por el sudor y su flequillo totalmente desarreglado, consecuencia del gran esfuerzo para traer a su hija al mundo.
No quería romperse, quería seguir firme pero... esa coraza, ese muro que siempre le rodeaba el corazón, evitando demostrar los sentimientos... se derrumbó y las lágrimas de emoción la volvieron humana.—Hola mi amor...
Susurro en tono dulce tomando con delicadeza a la pequeña.Eso era algo nuevo para ella porque con Fátima no pudo vivir aquello de tomarla en brazos y hablarle, darle la bienvenida, ni besarla.
Y ahora estaba en el punto de la felicidad que la vida le negó tantas veces.
El cuerpo le dolía y pedía descanso pero el simple hecho de tener a la pequeña entre sus brazos le había dado un chute de energía que juraba que en ese mismo instante podría atracar el mismísimo Banco de España ella sola.—J-joder... que trabajo me costaste chiquilla...
Le dio un beso en la frente sintiendo el calor de su piel y la suavidad. Respiro su aroma y sonrió aun más, las lagrimas le opacaron la visión y se limpio con el borde de su manga, odiaba llorar pero no podía evitarlo en ese momento.
Hierro admiraba la escena a su lado, petrificado. No sabia que hacer, solo sonreía mientras sentía que el corazón se le saldría del pecho en cualquier momento.
—Zulema mamá...
Susurro más para sí mismo con una sonrisa de incredulidad, al fin se acerco luego de admirar cada movimiento de Zulema que le sorprendió, la tomo ligeramente de la mejilla y la beso con lentitud.
Luego se dirigió su hija y acarició su cabeza tan suavemente como si fuese a romperse.—Es preciosa a que si!?
Zulema asintió.
—Sabia que mi genética no podría fallarme.
—Que quieres decir Mora? Eh que la hicimos los dos.
—Ya, pero tiene mis ojos.
Respondió mientras besaba las manitas de su hija.—A puesto a que le cambian de color cuando crezca.
Dijo consolandose a si mismo, por que en realidad sabia que la pequeña era idéntica a Zulema y lo admitía con una sonrisa.Ambos se rieron y luego se perdieron en sus miradas... estaban mas enamorados que nunca.
—Hey, enfermera... quitarle esta cobija amarrilla horrible, a mi hija por favor.
Pidió Zulema con su característico tono de desagrado.
—Que ya vi amarillo por veinte años seguidos
La enfermera asintió mientras reía.
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Horas antes.
Zulema había dicho un sinfín de maldiciones y malas palabras tanto en árabe como en español o cualquier idioma que le pasara por la mente (aun cuando fuese inventado) mientras pujaba para dar a luz a la niña y eso había hecho reír a todas las enfermeras y a la misma doctora, su negro sentido del humor había quitado la tensión en la sala de partos.
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Momentos Fugaces 🌠
FanfictionEntre algunas discusiones, asaltos y robos mientras huyen de la policia; Zulema y Hierro viven cada momento de sus vidas con rapidez pero sin quitar la magia en esa extraña pareja que conforman juntos siendo polos opuestos pero similares a la vez. ...