3- Inevitable 🍼

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Habían pasado un par de semanas más desde su último atraco y Zulema no estaba teniendo días tan buenos.

A veces mientras caminaba durante esos recorridos al bosque cercano a su casa, la vista se le nublaba y tenia que detenerse a respirar para no desmayarse. Y ni hablar de el asco que le provocaban ciertos platillos que antes amaba.
Comenzaba a preocuparse y temer que su contrato para el infierno se hubiera cumplido... no le temia a la muerte pero tampoco estaba lista para dejar la vida de ensueño que habia logrado conseguir en las últimas semanas.

. . .

Era la hora del desayuno y Hierro estaba alistando la mesa con los platos llenos de frutas tropicales y algun otro complemento.

—Zule puedes traer el café?
Le pidió mientras él terminaba de poner los cubiertos

La morena asintió con una leve sonrisa y se dirigió a la cocina. Tomo la cafetera de cristal templado entre sus manos frias y antes de poder continuar su regreso al comedor, su vista se oscureció y sus piernas fallaron haciendo que se desvaneciera. El ultimo recuerdo que tuvo fue el sonido de los cristales estallando en el suelo.

Hierro al instante fue a ver que habia pasado. Se puso de cuclillas y la tomo en brazos para llevarla al sofa. Menos mal que los cristales no se rompieron cerca de ella y Zulema no sufrió ningun daño mas que el golpe contra el piso.

Preocupado la miraba esperando a que pudiera recuperar la noción del tiempo. Ella abrio sus ojos verdes parpadeando despacio y continuamente.

—J-joder... vaya ostia me metí...
puso su mano en su cabeza

—Tal vez es porque no habias desayunado y ya es tarde eh?

Zulema presentía lo peor... ya no era normal tener esos sintomas tan seguido y mentalmente hacía cuentas sabiendo que tenia exactamente un mes de retraso pero no le habia tomado importancia porqué las ultimas veces que estuvo con Hierro se habian cuidado. Trataba de pensar que tal vez era falta de vitaminas o la edad,
Tal vez no habia tomado mucho el sol y necesitaba salir más, se convencio a si misma.

—Si. Debe ser eso.

Trato de levantarse del sofá con la ayuda de Hierro. Y desayunaron como de costumbre entre sus charlas extensas y para nada monótonas.

Mientras comían Zulema tuvo náuseas que le hacían dejar el cubierto a un lado y beber se su vaso de jugo. Para no preocupar a Hierro ella fingió que ya estaba satisfecha y dejo el plato de panqueques a medio comer.

. . .

Llegó la tarde Antonio salió a comprar los víveres para la semana. Ella aprovechando que no se habia llevado el coche, solo se coloco una campera, tomo algunos billetes y emprendió su viaje al centro de la ciudad.
Ahí fue directo a una farmacia dónde compro de todo tipo de pruebas de embarazo. Le daba igual si servian de la misma forma, ella queria descatar por completo la idea de que embarazada.

Luego volvió a casa donde Hierro ya la estaba esperando.

—Cariño? A donde fuiste? Te estaba buscando por toda la casa...

Ella cerró la puerta tras de sí y fingio una sonrisa lo suficientemente creible

—Eh... ya no quedaba shampoo y fui a comprar

Hablo mientras le mostraba la bolsa de la farmacia.

Él asintió y sin preguntar más, se sentó en el sofa a mirar un programa en la televisión.
Ella aprovecho su distracción para subir a toda velocidad las escaleras y encerrarse en el cuarto de baño.

Vacio la bolsa de los predictores en la en la encimera junto al lavamanos y empezó a abrirlos. Sus manos temblaban y se molestaba consigo misma al no poder abrir las pequeñas cajas con rapidez.

Momentos Fugaces 🌠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora