Mamá

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Tan solo había pasado una semana del nacimiento de su hija.
La segunda noche llegó la Gitana con un sin fin de regalos enviados tambien por Altagracia. Se pusieron al día aclarando que no querian hacer mas atracos
... y después de darle mil consejos a los padres primerizos, se fue.

Los días avanzaron y las madrugadas eternas llegaron, era de imaginarse que ambos no habian cerrado el ojo en todas esas noches.
Tan solo pasaba una hora en silencio donde Zulema empezaba a cerrar los ojos abrazada al pecho de Hierro, quien tambien comenzaba a quedarse dormido... silencio total y paz.
Hasta que los llantos de la bebé los hacian levantarse inmediatamente.

—Le toca biberón... voy a prepararlo?

—No, anda tú a calmarla, yo lo preparo.

Antonio asintió y tomo una mantita tan suave y de color cian para envolver a la bebé.

—Mierda... no sé porque me pareció una gran idea volver a ser madre...
Murmuro Zulema mientras se quitaba las sábanas de encima para levantarse.

—Calla... te va a escuchar...
Respondió Hierro mientras sostenia a su hija en brazos y la miraba con todo el amor del mundo.

—Cállate pringado, no seas... bobo

Zulema caminó hacía la mesita de noche tomo la formula sin saber muy bien como prepararla y encendió el calentador de biberones. Se recargó en la pared mientras la maquina hacia su trabajo y... allí en ese instante observo a Hierro, no el hijo de puta que conocio en la cárcel.
Era él sin esa careta de cabron,
El padre de su hija.
Le pareció tan perfecto verlo a él meciendo en sus brazos a su pequeña y tarareando alguna canción de cuna.
Zulema no puedo reprimir sus sentimientos y la ternura que le evocaba presenciar aquella escena, dejó que una sonrisa se apoderara de su rostro.

—Te sabes canciones de cuna...?

Afirmó, más que preguntarle.

Él alzo la mirada un poco nervioso.

—Emmm no no...

—Que sí... no creas que no me di cuenta que el historial de YouTube estaba repleto de busquedas

Ella no pudo evitar burlarse y él se sonrió tambien.

—Bueno algunas...

Respondio más despacio, pues la pequeña empezaba a dormirse.

Zulema sostuvo el biberón ahora tibio y se acercó.
—Damela... se lo doy yo

Cuando Hierro se la pasaba, sintió nerviosismo y un miedo inexplicable, asi qué bajó los brazos inmediatamente dejandolo con la bebé en brazos y muy confundido.

—Pasa algo?
Apoyó a la niña contra su hombro izquierdo y con la mano derecha acaricio la mejilla de Zulema quien miraba a un punto fijo en la cuna.

—Soy una madre de mierda... n-no sirvo para esto, no se sí podré ser la mamá que ella merece...

—Tranquila... si fuiste una madre de mierda como dices... con Fátima, fue porque no te dieron oportunidad de ser mejor.

—Joder es que soy inútil para esto...

Su respiración era descompasada, no lograba enfocar su mirada en ningun punto concreto y sus manos comenzaban a temblar lo que indicaba que podria ser un ataque de panico. Pero ella no lo iba a admitir, siguió actuando como si no ocurriera nada.

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