Capítulo 11

137 24 100
                                    

| Jaskier |

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

| Jaskier |

Puedes prepararte para toda clase de idioteces con un entrenamiento adecuado. Digo, si no estás preparado para estas cosas mejor renuncia y dedícate a otra cosa. En lo personal me siento capaz de tolerar a diario la arrogancia y los pisotones, incluso a la desconfianza de los míos con lo que hago, me siento preparado para dejarlos callados e ignorar porque conozco mis capacidades. Para lo que no se puede preparar uno es para la mirada que Nina Rizzo dirigía hacia mí. Nina sabe hacer que una persona se orine encima.

Sigo en el piso, en el otro extremo de la habitación donde ella se encuentra, aún paralizado por la sorpresa. No he movido ni mis pies siquiera. Ella parece a punto de gruñirme o algo parecido.

—¿Nina? —susurro.

Jaskier. Creo que tengo que asesinarte, fue lo que ella dijo.

Por muchas razones comprendía su enojo no estaba ahí por mi culpa. Ella estaba furiosa consigo misma, furiosa por haberme permitido ver tal vez el objeto más buscado en la tierra, la respuesta a tantas preguntas que nos hemos hecho como raza.

Si aquello que vimos en la otra habitación era, en efecto, un elemento curativo, entonces ahí se encontraban todas mis respuestas. La explicación de por qué la gente vive más, por qué no he visto gente que sea anciana o al menos que esté envejecida, por qué los cuchillos jamás le cortaron las manos a Nina. El elixir sana heridas y es la respuesta a las enfermedades, en KHAOS no deben haber pacientes con cáncer ni con enfermedades terminales, muy posiblemente ni siquiera bebés con defectos genéticos, todo lo han sanado con aquella piedra. Y eso no es todo.

Recuerdo el momento en que Nina abrió la piedra utilizando su propio cuchillo. Aquel cuchillo no era uno normal, no podía serlo, sus colores eran hermosos, entre los morados y azules, muy resplandeciente. Aquel cuchillo fue hecho por la misma piedra, como si solo su interior fuese curativo pero su envoltura fuese el elemento más afilado que existe. No eran capaces de tocarlo sin miedo.

Y de repente las últimas piezas encajaron en mi mente: estoy aquí para llevármelo.

—No quiero hacerlo... —explica, titubeando. Se acerca a mí, un pie delante del otro, y aprieta el mango de su cuchillo hecho de aquella piedra con mucha más seguridad—, pero puedo.
»Por favor, no te resistas... no quiero ensuciar tanto.

Ah, conmovedor.

No tenía sentido que mi padre me hubiera mentido, no podía entender la razón para ocultarme eso. Puede que no hablemos con confianza el uno con el otro, pero creo que cuando se trata de trabajo es lo suficientemente directo para exigir lo que desea y yo soy lo suficiente inteligente como para cumplir con sus órdenes.

KHAOS [LIBRO PUBLICADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora