Capítulo 13

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| Nina | N1N4 |

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| Nina | N1N4 |

—¿No tienes miedo? —pregunta Elas mientras caminamos.

—¿De Jaskier Ignis? —me río—. De su desorden tal vez. Estoy segura de que algo vivo saldrá de su mochila con ropa sucia si no le obligo a lavar de nuevo.

Sonríe con la auténtica gracia que un chico de corazón puro podría poseer. Me hace pensar en Jaskier, él es puro también aunque esté tan dañado.

—¿Para qué crees que nos busquen? —pregunta, con la mirada fija en el gran grupo que ha empezado a llegar.

Observo al grupo formado de algunos protectores, todos con la mirada intranquila. Creo que aquello que más me preocupa es la presencia de protectores de otros pueblos, incluso algunos de los Aegdor, Milbrithil y de Tudella Fortis del sur de la isla.

—¿Qué sucede? —le pregunta a Lu al llegar. Esta se encuentra clavada al suelo, con el labio inferior tiritándole.

—Es por Alma.

Se me sale el aire del pecho. Suponía que estarían aterrados ahora que Jaskier sabe la verdad.

Muchos protectores se me acercan al verme, muchos con sus ropas oficiales y armados por precaución. No están enojados, la gente en KHAOS casi nunca lo está, pero tienen la misma expresión aterrada de Lu.

Un hombre con ojeras pronunciadas es el que se adelanta. No le reconozco.

—Tu debes ser NN —habla y hace una reverencia. Veo el temblor en sus manos y como sus ojos se desvían al edificio donde los protectores se encuentran ubicados.

—Nina.

Hago una reverencia también.

No hago suposiciones en voz alta. Espero hasta que ellos comiencen a hablar.

Lu tenía razón. Alma es aquel punto débil que ha hecho alarmar a cada rincón de nuestro pacífico terreno, ha paralizado nuestros trabajos para resolver a continuación nuestro siguiente movimiento. Escuché por media hora soluciones tales como huir y dividirnos, escaparnos al mundo real, también otras ideas tan malas como ofrecerles Alma y rogar su silencio.

—Lamento... haber permitido por tantas horas que pasaran miedo —me disculpo y uno las manos a mi espalda. Cada hombre y mujer me quedan observando—. Lamento no haberles informado que no hay riesgo que correr y que no había necesidad de que vinieran hasta aquí. Lo lamento muchísimo.

Me doy cuenta, tarde, de que he dicho todo en inglés y algunos se apresuran a traducirle a quienes no sepan el idioma.

—¿Estás segura? —me pregunta una mujer corpulenta, de cabello negro y lacio.

KHAOS [LIBRO PUBLICADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora