Capítulo 8

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| Jaskier |

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| Jaskier |

La muerte no es algo que se celebre, no importa de quien hablemos, incluso si hizo algo muy, muy malo la muerte no es una solución a la que yo quiera llegar nunca, en ningún caso.

Sentí un profundo alivio al ver que todos estaban deprimidos con la pérdida. Recuperé mi fe al ver que les dolía y cargaban el cuerpo del chico con el respeto que este merecía. Independiente de sus decisiones, era muy joven.

Esperaron a que yo terminara mi llamada para llevarse al cuerpo para enterrarlo. Como nosotros, para ellos es costumbre que todos los que vieron a la persona en vida le acompañen en muerte.

Apenas me ven llegar comienzan la marcha los que me habían esperado y nos apresuramos en seguirle el ritmo a la masa de gente. Caminaban todos cargados de bolsas con comida, agua y abrigo. Al parecer será un viaje de muchas horas.

Reconocí el camino que tomó la gente. Íbamos a la zona de árboles. Aquello me causó una dosis de alegría inesperada. ¿Cuántas veces había dicho ya que ahí era donde quería ir?

No me dejaron cargar nada y me sentía un estorbo. Nina a veces se turnaba para ayudar a cargar el cuerpo, así que la imité y me tragué todas mis quejas sobre la peste que expelía este.

Muchos protectores que no había visto antes caminaban con nosotros, podía distinguir al menos a aquellos que tenían el número cuatro en sus camisetas y armas envainadas.

Rob estaba con nosotros, caminaba ansioso luego de averiguar lo que pasó. Acompañaba a Lu, ya que esta había conocido a George desde su llegada. Yo me había distraído de la conversación que entablaban, lo último que había escuchado de él era la sorpresa en su voz sobre los sanadores y sus creencias en las plantas medicinales, pues la gente en KHAOS rara vez se enfermaba y si lo hacían no se necesitaba más que alguna hierva para sanar los peores males. No podía dejar de pensar en que no le había dicho nada a mi papá. Esperaba no tener consecuencias muy duras por ello, tal vez finalmente me despidan y pueda...

Ja. Sigue soñando.

Creo que caminamos por casi dos horas hasta poder ver el bosque. Mi ansiedad crecía conforme nos acercábamos, tenía muchas ganas de ver el interior. Fue un alivio inmediato el entrar, la sombra cubrió por completo a la masa de gente que entraba en este y era por completo diferente a los árboles que había visto antes por aquí. Las raíces de los árboles no ralentizaron nuestro paso. Debíamos apurarnos si no queríamos volver al amanecer.

—¿Adónde vamos exactamente? —le pregunto a Nina cuando la alcanzo.

—Claro en el bosque —señala con su mano en la dirección por donde vamos.

KHAOS [LIBRO PUBLICADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora