Capítulo 6

143 29 92
                                    

| Jaskier |

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


| Jaskier |

Nina no estaba cuando me fui a dormir y tampoco estaba parada junto a mi cama cuando desperté. No me preocupé. Por el ruido que escuché al llegar a nuestro departamento supe enseguida que se encontraba en casa.

Me visto rápido en cuanto despierto. Agradecería el apoyo de un reloj para saber la diferencia entre las siete y once de la mañana, pero está bien, comienzo a acostumbrarme a los horarios de Nina.

Salgo de la habitación en dirección al baño para poder meter la cabeza al enorme barril con agua por unos segundos. Apenas si alcanzo a empujar la puerta cuando me llega un aviso del otro lado.

—¡Ocupado!

Y no era la voz de Nina.

Suelto un fuerte suspiro y me recuesto junto a la pared con los brazos cruzados.

No tenía idea de que tenía pareja. No se ve como una persona... cariñosa, o de pareja.

Me miro a mí mismo inevitablemente. La voz del chico ahí dentro sonaba bastante varonil, madura y con confianza, eso me hizo sentir incómodo ya que él se sentía cómodo en mi propio mini departamento. Yo soy quien debe sentirse cómodo aquí.

Me saco rápidamente la camiseta por la cabeza y la arrojo dentro de mi habitación, sin importar la dirección en la que caiga. Vuelvo a apoyarme junto a la pared y me cruzo de brazos. Me observo el torso buscando una posición en la que me vea mejor. Cuando el chico sale del baño aguanto la respiración para marcarme mejor.

Claramente fueron un desperdicio de tiempo todas esas preparaciones. Por supuesto que el chico que trajo Nina tenía que ser de dos metros, tener una sonrisa amable y no ser para nada alguien a quien le interese competir por el físico o una mujer.

—Hola, Jaskier —me saludo haciendo una ligera reverencia con la cabeza. La alegría que expelía de él me desarmó por completo.

¡Claro que va a estar feliz si estuvo en acción toda la noche!

Le di un leve asentimiento y no pude forzar mi rostro a ser menos... yo. Al darse la vuelta para abrir la puerta y marcharse, ahí se me ocurre algo más humano.

—¿Cómo te llamas?

Se da vuelta y sonríe de nuevo. Abre la puerta sin dejar de verme.

—Zak.

Se me queda viendo, esperando a ver si tengo algo más que decir.

KHAOS [LIBRO PUBLICADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora