Capítulo 18

95 14 97
                                    

| Jaskier |

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

| Jaskier |

Había escuchado los quejidos de personas en el pasillo que se habían ido apagando poco a poco. Eso fue lo que terminó por decepcionarme.

¿Tanto me había equivocado sobre Nina?

Había ignorado el resto de las conversaciones que se daban en la habitación mientras le daba vueltas a lo que había pasado hace varios minutos. Mis preguntas debían ser las mismas de mis compañeros: ¿y ahora qué? ¿Nos mandarían a un juicio? ¿Nos echarán de la isla? ¿Nos olvidarán aquí? Esa última idea no me suena tan mala. Esta sala ni siquiera tenía una cubeta donde orinar. ¿De verdad solo nos dejarán morir aquí?

Un vibración en el techo y paredes me sacó abruptamente de mis pensamientos, pero no fue hasta que relacioné el sonido con lo que era que me asusté de verdad. Mis compañeros me observaron con el mismo terror que debía haber en mis ojos.

Mi cuerpo reaccionó antes que mi mente y me llevó corriendo a toda velocidad para buscar una salida que me permitiera llegar al sonido de explosión. Muchos trabajadores salieron de pronto, sin preocuparse por verme y a algunos de los míos fuera de nuestra «celda», y corrieron rápidamente en una dirección. Los seguí. Pasé por un pasillo lleno de sangre y me asusté, pero la gente no dejó de correr ni yo tampoco. Llegamos a una puerta con un dibujo de escaleras y corrimos a la superficie a toda velocidad.

—La puerta no abre —avisó uno de los protectores que encabezaba el grupo mientras subíamos por la escalera.

—¿Cómo que no abre? —pregunto, con el corazón al máximo.

—Está atascada —insiste mientas comienza a golpear con el costado de su cuerpo.

Nos empezamos a turnar para empujar la puerta y, luego de varios minutos moviendo de a pocos centímetros, pudieron abrirla para que una protectora bastante delgada pudiera pasar. Exclamó algo en su idioma y escuchamos llantos de terror al otro lado.

—¡¡Abre la maldita puerta!! —grito desesperado.

La puerta era metálica al igual que todo el marco, la explosión debió haberla atorado hacia adentro. Tuvo que pedir ayuda para aflojarla. No tardaron mucho —lo que fue una suerte porque ya estaba volviéndome loco—.

Era un auténtico desastre. Había trozos astillados de árbol por todas partes y pequeños pedazos de los edificios se habían venido abajo, aplastando a la gente. Personas lloraban desconsoladamente mientras sacaban a sus familias de los escombros.

—¡¡Jaskier!!

Ese grito me sacó del dolor asfixiante y recibí con los brazos abiertos a mi mejor amigo. Me lo contó todo, desde la trampa hasta la explosión de la granada de Daemon.

KHAOS [LIBRO PUBLICADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora