Capítulo 4

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| Jaskier |

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| Jaskier |

De haber nacido en otra época podría haberme sorprendido menos, creo. El haber nacido literalmente en tiempos de desgracia hace que no sea sencillo captar aquellas cosas lindas que aún quedan, KHAOS por ejemplo.

Cuando Nina abre la puerta de madera —que por cierto mis ojos no habían podido ver debido a que se mimetiza con el resto de la pared de madera— nos encontramos con algo bastante nuevo que sin duda será para registros posteriores.

—Vaya... —escucho que alguien suelta a mis espaldas.

La arena de playa cambia su color en cuanto pasamos la barrera de madera y nos sumimos en un extraño camino de árboles.

—Permiso para tomar muestras, señor.

Solo cuando la mujer que parece hablar bien el inglés se ve de acuerdo yo concedo la petición del especialista. Los botánicos se ponen enseguida a recolectar muestras de la oscura arena que pisamos, es como una extraña mezcla entre tierra y arena de un marrón oscuro con tonos más brillantes.

A medida que vamos caminando al interior los árboles son también distintos, pero yo no sé nada de árboles ni taxonomía botánica. Continúo viendo muchas palmeras, demasiado altas y en movimiento por el cálido viento. Les presto especial atención ya que no espero que me caiga un coco encima en mi primer día.

Junto a Nina me siento observado, desnudo pese a que no mira en mi dirección de forma obvia. Tengo la sensación de que de alguna forma lo que todos ven ella lo ve. Es terrorífico y puede que paranoico.

Me paro erguido y camino muy serio por el sendero estrecho donde nos lleva, agradecido por la sombra de los árboles que han ido oscureciéndose y encogiéndose mientras caminamos. Logro mantener el rostro de autoridad hasta conseguir un primer vistazo de KHAOS.

Al principio había ruido de conversaciones, risas y música hecha por tambores y otras cosas que no distinguí muy bien. Podía ver niños corriendo y jugando y gente acomodada en puestos de madera, cubierto por un largo techo igualmente de madera para cubrirse del sol, al parecer vendiendo y ofreciendo lo que tenían.

KHAOS era, en simples palabras, un lugar lleno de vida. Y enorme, además.

Se hizo el silencio en cuanto nos vieron. No todos parecían tener miedo sino curiosidad, sobre todos los niños. Había rostros paralizados en distintas partes.

Con esto Even Cohen puede cerrar el hocico. El pueblo no es para nada un lugar desastroso. Las personas tienen la piel brillante, sonrojada en algunas partes por el calor y están solo muy cómodos como para aparentar alguna formalidad. Los puestos de feria se han acomodado a lo largo por muchos metros con tal de que no se formen aglomeraciones. Los grupos de gente conversando se encuentran en el suelo, sobre rocas o en asientos improvisados, más hacia una esquina con tal de no impedirle el paso a nadie. Los músicos están muchos más allá y son un grupo tan grande y con instrumentos tan exóticos que llaman la atención de todos.

KHAOS [LIBRO PUBLICADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora