Jules no quería pensar en lo que había pasado entre Nikolai y él, le había llamado, había cruzado el país y se había quedado en su casa a lamerle las heridas que ni siquiera él sabía que tenía.
Nadie había hecho algo así por él nunca, nadie. Y que fuera Nikolai le dejaba un mal sabor de boca.
En la Universidad no podía concentrarse, pensaba en la noche que habían pasado juntos. Como le había invitado a comer, y no le había echado de su casa nada más acabar de tener sexo, lo que solía ser lo común.
Sí, no era un bonito modo de proceder el suyo, pero involucrarse más con él era malo, malo y peligroso, y a él no le gustaban ninguna de las dos opciones.
Ahora que la única persona con la que en realidad no quería estar aparecía a pesar de todo, a darle un consuelo que ni siquiera sabía que necesitaba, le hacía dudar.
No preguntaba, no quería saber a qué se dedicaba en concreto Nikolai, pero sabía que no tenía las manos limpias, sus maneras habituales tampoco hacía que llegara a confiar en él.
Nunca se había comportado así con ningún amante, literalmente le había echado más de las veces que quería recordar con la ropa en la mano.
Como solución se había largado por la mañana después de una noche extraña y demasiado tranquila para ellos dos.
Había dejado al ruso en la cama, dormido y sin ninguna nota.
Estaba convirtiéndose en un imbécil desde que se habían comenzado a acostar. Él no era así, no quería ser así.
Y lo que sí que no quería tampoco era haberle dado alas con la noche del día antes.
Seguía pensando en que era una horrible idea involucrarse con él, pero no podía negar que haberlo dejado quedarse habían cambiado un poco las cosas entre ellos.
Sería un tosco, vulgar y de dudosa moral amante, pero había recorrido cientos de kilomentros en pocas horas por él.
Y eso hacía que fuera incapaz de echarle, no podía.
Pero tampoco podía enfrentarse a más, lo que había sentido al reencontrarse con Paul aún no se iba, aún le tenía débil, asustado de sentirse igual de mal que cuando le dejó. De ser aquel Jules hecho mierda.
Nikolai había aparecido como tabla de salvación, y él se había agarrado.
—Profesor Brown.—Sus pensamientos fueron interrumpidos por uno de sus alumnos.
Nikolai despertó en la cómoda y cálida cama de su sexy profesor. Pero sin rastro del moreno con gafas.
La noche anterior llamó a uno de sus hombres para decirle que no volvería a Edimburgo, al menos ese día.
Y ahora pensaba qué había pasado en tan pocas horas.
Jules no le contó en ningún momento qué era lo que había ocurrido, Nikolai sabía cuando no debía seguir preguntando.
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Sugardaddy: Edimburgo (II)
RomanceEn las calles de Edimburgo están apareciendo cadáveres de jóvenes pelirrojos con un nexo de unión además de su aspecto, todos eran usuarios de una página de contactos, sugardaddy.com Austin Abercrombie es un joven agente de policía local que es exac...