Capítulo 9

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Sinclair aporreaba la puerta de Austin, sin respuesta alguna, tomó su teléfono y le llamó, escuchando los tonos dentro de la vivienda.

Estaba allí y no contestaba, estaba perdiendo los nervios cuando escuchó los cerrojos de la puerta abrirse, la imagen de un Pietro Lascia en ropa interior con el teléfono de Austin en la mano, le hizo tragar duro.

Solo esperaba no haber llegado tarde.

—¿Eres tonto del culo?—dijo leyendo la pantalla del móvil y riéndose con mofa, mostrándosela.

—¿Dónde está Austin?—La sangre se le estaba agolpando en los puños—¿Quién eres tú?

Un casi desnudo Austin salió de la habitación subiéndose con dificultad un pantalón de pijama holgado.

—¿Tom?—preguntó completamente sonrojado.

Sinclair nunca le había visto sin ropa, su pecho estrecho y lleno de pecas lo había imaginado infinidad de veces, y como el italiano describía sus pezones. Debía haberlos mordido y lamido a conciencias porque se veían hinchados y muy rojizos.

—¿Quién carajos es este?—Trató de meterse en su personaje de ex novio celoso.

—El tipo que estaba a punto de follárselo—Sonrió Lascia apoyado contra el marco de la puerta sin dejarle pasar—¿Quién eres tú?

Austin los miraba a ambos sin saber que decir.

—Su novio.

—Mi ex novio.—Aquello lo hizo reaccionar, y acercarse a ellos—¿Qué quieres?

—¿Te estás tirando a este?—La mirada despectiva no era falsa, comenzaba a estar cansado de la cantidad insana de sexo que tenía, solo deseaba que se le rompiera la polla.

Pero no estaba allí solo para montar una escena de celos, sino para avisar a su compañero del nuevo cadaver encontrado, de que el chico estuvo justo antes en casa de Lascia, y que fue el último lugar en donde se le vio según las horas que habían dando desde forense.

—Tengo que hablar contigo, ya—Empujó al pasar al rubio más alto que él, pero Sinclair tenía más músculo y demasiadas ganas de usarlo con aquel hijo de puta asesino.

—No es buen momento.—Su personaje le iba que ni al pelo, se veía junto a Lascia mucho más pequeño, mucho más dócil, jodidamente atractivo. El rubio lo agarró por la cintura, acariciándole.

—Será solo un momento.—Lo tomó del antebrazo y lo sacó fuera del apartamento.

Austin se giró hacia Lascia componiendo una expresión culpable y pidiéndole un segundo.

Sinclair estaba preparado para partirle la cara si era necesario, pero el italiano solo asintió. Y Austin cerró la puerta a su espalda.

Ambos se miraron, Austin no comprendía la urgencia, Sinclair lo giró para que lo que iba a mostrarle solo quedara entre ellos dos.

Pasó las imágenes del chico asesinado, y el informe que Austin leyó rápidamente.

Ambos se miraron, y notó como el frío comenzaba a hacer mella en su compañero que solo había salido con un ligero pantalón y sin calzar. Le pasó el brazo por los hombros queriéndole dar calor.

Escribió en su teléfono, "ten cuidado, es nuestro".

Austin, tan de cerca parecía ser solo ojos claros enormes.

Pensamientos más allá de lo que había ido a decir le jodían el cerebro, la puerta se abrió, y Sinclair reaccionó, lo tomó por el cuello, y le besó. Aún lo tenía sujeto para darle calor, y el calor lo estaba recibiendo él ahora.

Sugardaddy: Edimburgo (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora