Jules estaba en la puerta de un hotel del centro de Londres, la corbata que vestía esa noche le agobiaba. Pero lo que realmente le agobiaba era la situación que había dentro.
Las cosas con Paul, aunque en poco tiempo, habían vuelto a ser muy similares a como habían sido en el pasado.
No eran capaces de separarse, Jules visitaba su apartamento día sí y día también, Paul si salía tarde iba al suyo.
En pocas semanas habían vuelto a ser la pareja que un día fueron, y eso estaba bien, y también estaba mal.
Era demasiado rápido como si esos seis años nunca hubieran pasado, pero sí lo habían hecho, y una parte de su cerebro no quería olvidarlo, le acosaba con imágenes, con momentos en los que había caído tan bajo que se había prometido nunca volver ahí.
Pero Paul había vuelto a su vida, y todo era tan fácil, tan jodidamente fácil.
El problema de que te dejen cuando estás hasta lo huevos por esa persona, es que nunca le dejas de querer, y eso le pasaba a Jules. Le quería, le había querido por esos seis años de ausencia.
Pero querer no era suficiente, y por eso había una parte de él que se resistía a ceder completamente.
Aquella cena se lo había demostrado.
Era la primera vez que salían realmente de la burbuja en la que llevaban esas semanas. Y estaba a punto de pincharse, Jules lo sabía.
Paul le había pedido ir, pero también le había hecho otro tipo de petición, "discreción".
Y Jules no se había dado cuenta plenamente de a qué se refería hasta que llegaron y Paul soltó su mano, juntos pero no revueltos.
Jules solo era un amigo de Paul, y así fue como lo había presentado a los demás. Un eminente profesor, experto en cambio climático, etc.
Entendía que lo que entre ellos dos pasara no tenía porque saberlo nadie, pero viniendo de Paul era peligroso, era asentar de nuevo unas bases injustas para Jules.
Encontrar un rostro conocido entre tanto extraño fue demasiado agradable.
—No me gustan estas cenas—le había dicho Ethan cuando se habían encontrado después de saludarse con la cabeza y sentirse aliviados de verse.
A Jules no se le escapaban las miradas que le echaba el hombre que ahora era la pareja de su ex.
Y las tripas se le removieron, le recordaba vagamente a Nikolai, y eso que no podían ser más distintos, era algo en ellos. Algo que le hizo pensar en el ruso, en la última vez que le vio. En que no habían vuelto a hablar, y en como sacar al mafioso de su vida solo debería llenarle de alegría.
Hereford había ido a buscar a Ethan, y había pasado un brazo por su cintura pegándolo a él. Le faltaba solo levantar la pata y marcar que el pequeño estudiante de Química era suyo.
Jules no era una persona celosa, no lo había sido nunca, no creía que las relaciones estuvieran basadas en las inseguridades arañando por controlar a otra persona. Pero sí sintió celos de sus sonrisas, de su complicidad, de cómo Ethan reconfortaba a Hereford con su presencia y con su toque.
Ellos no escondían nada, absolutamente nada, independientemente de quién mirara, independientemente de todo.
Él solo encontró la mirada de Paul a lo lejos, eso era lo que Paul le ofrecía.
Por eso estaba fuera, tratando de quitarse la maldita corbata y pensando que aquello no era lo que quería por mucho que los sentimientos de amor, de un amor pasado pesaran. A pesar, de que Paul siempre fue lo que quiso.
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Sugardaddy: Edimburgo (II)
RomanceEn las calles de Edimburgo están apareciendo cadáveres de jóvenes pelirrojos con un nexo de unión además de su aspecto, todos eran usuarios de una página de contactos, sugardaddy.com Austin Abercrombie es un joven agente de policía local que es exac...