8.-Esa la quemó mi abuela por despecho

41 30 11
                                    


La casa de nadira nunca había estado tan llena. A raíz de la joven encontrada en los túneles del palacio y lo que ocasionó tal hecho, los lords tenían que buscar un refugio para la mujer y la casa de la sanadora resultó ser la mejor opción. En el cuarto que Nadira tenía especialmente para pacientes en alto riesgo o para Gaspar cuando no se quedaba dormido en el sofá y subía las escaleras de su casa, se encontraba la delgada joven que sorprendemente aún estaba inconsciente, ya llevaba más de 24 horas dormida y Nadira necesitaba despertarla. Pero para esto el lord de la obsidiana había insistido en quedarse ya que no sabían cómo iba a reaccionar la chica ante el contacto de alguien más, y menos en un estado soñoliento. Nadira no lo veía necesario, la mujer estaba muy débil para ser una amenaza. Pero el lord no dejó su brazo a torcer, pasó la mayoría de la noche en la sala de su casa, que para la sorpresa de Nadira no dio ni una queja al respecto y eso que además soportó las mil y tantas preguntas de Gaspar que no paraba de hablar con él. Balder se mostraba atento con cada movimiento y necesidad de todos dentro de la casa, su amabilidad era genuina pero era un hombre que se había hecho duro con los años por lo cual percibir su amabilidad en el rostro era algo complicado, su mirada sabia relataba mucho más que la edad que aparentaba.

Era extraño tener a un hombre en la casa, la sanadora había crecido prácticamente sola, a excepción del orfanato, nunca supo quien era su padre, ni tampoco lo necesitaba, aunque a veces la melancolía y el el anhelo le ganaban, nada como un abrazo de confrontación o felicitación de un padre, ni el cariño que ella podía ver que tenían los niños a los a veces ella atendía. En fin, se acostumbró a valerse por sí misma, a escuchar los consejos que daba su corazón, y a ver dos pasos hacia adelante para salir de cualquier apuro. Y ahora que tenía a Bálder en la casa resolviendo todo, era de cierta forma relajante pero a la vez se sentía como una muñeca encerrada en una casa de cristal, es que en verdad el lord lo hacía todo, ya sea por él mismo o con su magia.

Alrededor de las dos de la tarde Nadira y el lord subieron a la pequeña habitación donde la mujer inconsciente se encontraba. Bálder se quedó en la puerta para no espantarla más, pero con su magia tejió un pequeño escudo alrededor de Nadira que la protegerá de cualquier situación. Con leves caricias en el brazo la sanadora fue despertando poco a poco a la mujer, la cual se sobresaltó y su mirada, al inicio, reflejaba miedo puro, pero pasando unos momentos se suavizó un tanto, y con algunos otros más fue agarrando confianza. Comió con ellos y por muchas preguntas que le hicieran, la joven no hablaba. Nadira se empezó a cuestionar si pudiera hablar o supiera como hacerlo, porque aparentemente los entendía y escuchaba atentamente toda su plática. Gaspar no tenía problema con hablar con ella, el niño la trataba como si fueran amigos de toda la vida y le estaba contando todas sus historias, hablando de sus libros favoritos o cuales juegos eran sus favoritos.

El chico es en verdad una gran ayuda para la joven, está agarrando confianza con él.- el lord hablo apenas con un susurro perceptible solo para Nadira , el cual logró captar toda la atención de la sanadora en tan solo un segundo.

lo que no se podrá decir de ti Bálder, la espantas con cualquier movimiento que hagas- esta contestó coqueta.

Por lo cual intento no hacerlo o no cerca de ella.

Tu táctica no está funcionando-

¿acaso me estas intentando correr Nadira?- la sanadora respondió con una sonrisa.

¿Debería acaso mi lord?

Pensé que nos estábamos llevando bien.

Concuerdo, pero mi paciente es mi principal responsabilidad ahorita y usted está estorbando a su progreso.

¿Eso cree?, yo considero si agarra confianza en mi presencia se le hará más fácil en otros ambientes, se que intimido y no sin razón, pero ella no debe de saber eso. Si fue agredida por hombres es importante que vaya perdiendo el miedo en presencia de nosotros, por suerte no todos los hombres somos así y ella tiene que entenderlo. El miedo nos ayuda a sobrevivir, pero el miedo en exceso nos encierra, y ella ya tuvo suficiente de eso.

Piedras preciosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora