12.- Eluar

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Los días pasaban rápido y como predijo el brujo habían llegado a las tierras mágicas en dos semanas. En el transcurso, Nadira se sentía extraña en compañía de los soldados, que a veces intercambian palabras con todo respeto con ella, además de que compartía todas las comidas con Balder: Con el cual no hablaba mucho por más que el Lord insistiera. Aún la ira por los sucesos la segaba y no estaba dispuesta a perdonar a Balder tan fácilmente. Él le había quitado todo e iba a pagar muy caro por eso.

La sanadora extrañaba terriblemente su hogar, a Gaspar y a su constante movimiento. Se había acostumbrado a una vida de trabajo duro, donde la salud de las personas dependían de su desempeño. Y ahora solamente paseaba, leía y comía, eso era lo único emocionante en su vida y ya estaba harta. La pequeña biblioteca de Balder consiste de libros sobre el combate y la guerra, algunos hechizos y símbolos arcanos, en los cuales Nadira ya había perdido el interés.

La caravana de los 8 majestuosos barcos se movía a un ritmo pausado y constante, apenas moviéndose por el vaivén de las olas, que producía una sensación relajante a todos los que se encontraban en ellos.

Y de pronto Nadira parada en la popa del barco, vio las lejanas tierras de su destino. Cada minuto que pasaba se encontraban más cerca de la costa y pudo observar, que dentro de una bahía, un ostentoso castillo al lado de una enorme presa que unía las enormes montañas en la orilla del mar. Ambas construcciones eran de hermosas paredes blancas que resaltaban al lado del espeso bosque de altos pinos. La vista en si quitaba el aliento. El castillo era de un blanco brillante mientras que la presa de un blanco opaco. Nadira asumió que el brillo del edificio era causado por los grandes ventanales y conjuntos de mosaicos que reflejaban toda la luz. Enfrente de los grandes edificios había un enorme puerto repleto de barcos de todos los colores y tamaños, donde la actividad comercial bullía sin cesar con toda clase de intercambios de objetos y animales que Nadira jamás había visto.

Tuvieron que esperar unas horas a que el puerto se desocupara un poco para poder desembarcar.

- Bienvenida al reino Eluar, hogar de lord del diamante.- Habló Balder a sus espaldas.

Sus miradas se encontraron y la joven le insistió a que continuara brindando información, ya que la curiosidad la carcomía y el lord lo pudo ver fácilmente.

- Eluar es uno de los 8 reinos de Heraclión, regidos por 8 lords de las piedras: zafiro, plata, oro, obsidiana, rubí, jade, diamante y alejandrita. Heraclión es una tierra de paz y de esperanza, todos los años nos juntamos para asegurar ese camino. Al igual que esta llena de magia y de mucho cariño y amor, aquí vemos por la felicidad de nuestra gente.

-¿Qué porcentaje de tu población fue secuestrada?- Preguntó con malicia Nadira.

-¿acaso importa? , nadie ha querido volver desde que están aquí, para ellos ahora es su hogar, donde están felices, y eso es lo que realmente importa.

El lord y la sanadora se enfrentaron en un duelo de miradas que parecía no tener fin. Para ella la situación era insoportable y para él la actitud de ella era insoportable.

-¡¡¡Preparen el desembarque!!!- la fuerte voz del capitán hizo que la pareja peleada se separara.

-Disfruta de la visita Nadira, pronto partiremos hacia mi reino- fue lo último que dijo el Lord antes de retirarse a ayudar en el barco.

Cuando navegaban ellos tenían una ley: que no importa quien seas, vas a ayudar en las tareas del navío, ya que muchas veces de eso dependían vidas de los navegantes. Y esta vez no fue la excepción, Balder fue a la planta baja donde los habitantes de Ilea seguían dormidos tranquilamente bajo un hechizo.

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