10 años más tarde
La chiquilla que ahora era una joven de 24 años. Bella y agraciada con un largo cabello negro que en ciertos momentos del día reflejaba tonos azulados que combinaban a la perfección con sus ojos color zafiro, su nombre era Nadira. Vivía en el mundo de Tuddor, en un reino llamado Ilea, del mismo que hace 10 años había desaparecido su reina y jamás fue encontrada, o eso es lo que se creía hasta entonces. Había rumores de que aún seguía viva y que estaba entrenando y estudiando para recuperar su reino. Otros rumores decían que había sido asesinada por un espía del rey Antick. Pero solo eran eso, rumores sin fundamentos ni pruebas. Los habitantes del reino estaban divididos en dos: en los que tenían esperanza y los que habían aceptado su cruel destino. Los que tenían la pequeña gota de fe, se reunían, buscaban y compartían cualquier información relacionada con la reina perdida, ¿su nombre real? Pocos recordaban, ni siquiera Nadira, lo único que recordaba de ella era la melena rubia y china que de repente se asomaba del camarote principal hace 10 años. En fin, los buscadores de la reina que Antick llamaba "rebeldes" de repente aparecían colgados en la plaza principal del reino por "traición" a su patria, ¿curioso no?
Nadira cerraba una pequeña tienda de menjurjes medicinales que había heredado de su madre y que gracias a los libros pudo saber las propiedades de las plantas para poder fabricarlos. La situación del reino era desagradable, cada vez había más familias despojadas de sus casas por no pagar impuestos y campesinos que perdían sus tierras por la misma situación, niños que robaban pan y cobijas para poder sobrevivir. Nadira los veía con tristeza y cada vez que podía les ayudaba pero las cosas tampoco eran tan fáciles para ella.
Gaspar, corría chimuelo por toda la calle en pantalones rotos y parchados con telas de diferentes colores, con una gran sonrisa que demostraba que en su mente había una gran noticia.
-¡Nady! ¡Nady! ¿Ya viste? ¿Ya supiste?-
-¿Saber qué Gaspar?- preguntó Nadira con una pequeña sonrisa ladeada, motivada por el entusiasmo del niño.
-¡Llegaron barcos, muchos barcos al reino! Se dice que son los barcos del reino vecino, creo... Nunca los había visto.
- Que curioso, pensé que te sabías las banderas de todos los reinos vecinos ¿Y qué tiene de importante esos barcos?
- la gente dice que la profecía está a punto de cumplirse y que el reino pronto será liberado- pronunció alargando la "s" el chiquillo, la falta de dientes hacía que los sonidos sean pronunciados de una forma tierna y graciosa por parte de Gaspar.
- Ay Gaspar ni siquiera sabes en que consiste la profecía pero ya crees en ella.
-La gente dice que nos va a liberar yo con eso estoy feliz, ¿igual y si encontraron a la reina en este territorio? –
-shsss Gaspar ¿Qué te he dicho de hablar de ella? ¿Acaso quieres que te cuelguen?-
-No, Nadira... pero, ¿acaso tu no sueñas con algo mejor? –
-Lo hago, pero en silencio. ¿Ahora quieres comer? Acabo de preparar fideos para que vayas a la cocina.
El niño se fue corriendo por comida, mientras que Nadira acababa de poner el último candado de su pequeña tienda. Gaspar para ella era su pequeño hermano que cuidaba más que a nadie y pensaba en llevarlo a vivir con ella, claro que con el permiso de su madre, que era una de las cortesanas del reino, que definitivamente le iba mejor que a Nadira pero aun así dejaba a su hijo a la deriva y solo le traía ropa nueva y algo de dinero, una vez cada 15 días que salía del palacio del rey.
- ¿Cuándo viene tu madre? -
-En dos días supongo, dudo que lo haga esta vez, quizás este muy ocupada atendiendo a los viajeros que llegaron en los barcos. - la tristeza nubló la mirada del chiquillo, pobre había averiguado a lo que se dedicaba su madre a los 7 años, a los 8 asumió que ni su propia madre sabía quien era su padre, y ahorita a sus 10 entendió que no saber, era mejor que saber.
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Piedras preciosas
FantasyQuiero un amor verdadero... Entre los besos mas calientes... Entre unos brazos cariñosos llenos de pasión... Una alma busca a la otra a través de las colinas, por encima de los mares, por grandes acantilados, en los reinos muy lejanos; para unir su...